El Archifonema Número 7. Portada.


Contraportada Número 7.


El pasillo. Por Kat Lui.

-Papi, ¿tú me quieres? – dijo Celia con seriedad inminente.

-Tengo un problema de pasillo. Creo saber la respuesta, pero es un poco confuso – replica Luis Carlos.

-¿Mañana te provoca que hagamos algo juntos papi? – comenta ella.

-Es como si estuviera caminando por un pasillo largo. En realidad no me interesan las puertas cerradas porque definitivamente no tengo la llave ni me interesa buscarla. Las puertas entreabiertas no me parecen fascinantes ni me deslumbran. Sólo las puertas abiertas pueden hacerme detener a lo largo del pasillo. Al asomarme quizás pueda ver algo más allá del umbral, quizás no pero me gusta sentir el riesgo y la incertidumbre – culmina él.

-Ah ya entendí. Papi si lo que quieres es que nos mudemos juntos, no me tienes que hablar de esos malos rollos. Vamos a buscar una puerta Multi-lock de esas que vi en la revista y los ladrones no nos van a robar.

-Sí Celia – advierte él convencido. Indudablemente no eres lo suficientemente brillante como para encandilarme y detenerme, ni lo suficientemente cerrada para que no te entre luz.

Microdélico

(Adjetivo. Del griego mikrós = pequeño y délomai = manifestarse)

Quien tiene militancia en cuestiones mínimas e insignificantes.

Este término se aplica a (y tiene su origen en) dos comerciantes de mi barrio.


Uno de ellos es vendedor de diarios. En su puesto de venta tiene colgado un cartel que aproximadamente dice: "No vendo diarios de la Capital. Los diarios de Buenos Aires son pura mierda". Lo curioso es que, excepto por un único periódico local, toda la prensa gráfica que llega a mi ciudad es de la Capital Federal: si no vende lo que viene de afuera, su oferta se ve severamente limitada. El vendedor microdélico entabla una lucha solitaria, silenciosa y desigual con poderosas empresas gráficas que jamás se enteran de (ni les importa) que un oscuro diariero del interior considere que sus productos son una mierda.


Otro es un almacenero. Su lucha no sólo es pequeña e invisible, sino también contradictoria. No vende cerveza porque no le interesa "que la gente ande en pedo por ahi". Sin embargo vende vodka, whisky y licores. Esta contradicción aparenta tener un justificativo: "la gente no toma bebidas blancas ni licor por la calle". Sin embargo, también vende vino en caja y no tiene reparos en expender a menores.


Todos tenemos alguna microdelia en nuestra vida. No compramos ropa de determinadas marcas, no leemos libros de Bucay, no caminamos por calles que llevan nombre de conquistadores, no escuchamos programas de TV en los que aparezca Guido Suller, no llenamos formularios que tengan letra chica, no estudiamos la obra de científicos evolucionistas, no publicamos palabras con el sufijo "-filia" en Exonario. Pensamos que esa firme, cotidiana e invisible militancia de a poco va corroyendo las entrañas de un enemigo difuso y volátil, y creemos que con ello nos ganamos un modestísimo cielo.

Fuente: www.exonario.blogspot.com

LA TRADUCCIÓN: Pequeña Cosa Curiosa. Traducción de Gabriel Goyo.


Recientemente, un amigo se dio cuenta de un extraño hábito que tengo, un hábito que desarrollé hace más o menos un año. Mi amigo notó que cada vez que entraba a una habitación, cualquier habitación, yo cerraba la puerta mientras alejaba mi rostro de ella y mantenía mis ojos cerrados hasta escuchar el pasar del seguro. Sólo después de que la puerta estuviera completamente cerrada, me permitía abrir los ojos. Él insistió en el tema hasta que le conté donde había empezado este hábito.

Trabajo para una compañía de sellado en Saint Paul. Producimos barniz impermeable para madera expuesta al agua — muelle, botes, ese tipo de cosas. Escucharás probablemente que sellador impermeable es algo impronunciable en el área que comprende Ashland, Ichor Falls e Ironton, pero no todas las compañías de sellado fueron partes del infame “Verano Ethylor” (1) que devastó la economía local de los cincuentas. Fui enviado en un negocio a una zona industrial a las afueras de Ichor Falls.


Me registré en este sombrío hotel, el “Hotel Umbra”, cuya decoración parecía que no hubiera cambiado desde 1930. El tapiz del vestíbulo se había vuelto amarillo debido a décadas de humo de cigarrillo, y todo tenía una capa fina de polvo, incluso el viejo detrás de la recepción. Esperaba que mi habitación; en el cuarto piso, estuviera en mejor condición que el resto del hotel.

Siendo un lugar antiguo, el hotel tenía un elevador desvencijado, del que tienen dos juegos de puertas: una de esas puertas plegables de metal, y un sólido par de puertas exteriores. Cerré la puerta, pasé el cerrojo y presioné el pequeño botón negro que indicaba mi piso.

Justo en el momento en el que las puertas exteriores del elevador estaban a punto de cerrarse, me sobresalté con la cara de una joven apresurándose al espacio entre ellas. Muy tarde, las puertas se cerraron y pasado un instante, el elevador comenzó a ascender.


No le di mucha importancia, hasta que volví a usar el elevador para bajar de nuevo por una de mis maletas. Entré, presioné el botón para el vestíbulo, y me apoyé cansado en la pared contraria a las puertas. Éstas estaban a punto de cerrarse por completo cuando de nuevo, fui sorprendido por la cara de una chica moviéndose hacía el espacio entre las puertas, mirando el interior del elevador a través de las puertas, muy tarde para interponer su mano para detener que las puertas se cerrasen. Esta vez, me eché hacía adelante y mantuve presionado el botón de “Abrir Puerta”, y en un segundo las puertas se tambalearon y se abrieron.

Esperé. Desde la abertura podía ver parcialmente a través del pasillo: no había nadie a la vista. Sin dejar de presionar el botón, abrí la puerta de metal y estiré el cuello hacía el pasillo para mirar en la otra dirección.

Nadie. Ningún rastro de la chica, ninguna puerta recién cerrada, ninguna pisada, ningún tintineo de llaves.

Dejé de presionar el botón, pero esta vez no me apoyé en la pared. Permanecí firme directamente frente a donde estaría ese espacio entre las puertas, en el centro del elevador. Luego de una pausa, las puertas exteriores comenzaron a deslizarse para cerrarse, moviéndose una hacia la otra hasta que el espacio que las dividía comprendía el ancho del rostro de una chica joven.

En ese cuarto de segundo, las yemas de sus dedos aparecieron, seguidas inmediatamente por su cara de nuevo, apresurándose desde la esquina, observándome detenidamente mientras las puertas se cerraban. Había estado viendo el espacio donde yo creía ella podía estar, y así la vi. — tendría al menos trece años, nada atractiva, más bien sencilla, con un pálido semblante y el cabello castaño oscuro al largo de su cuello que, parecía despeinado o ligeramente sucio.

No tuve el tiempo suficiente para mirar más allá de su hombro y ver qué estaba vistiendo. Basado en su comportamiento me pregunté si estaba huyendo de su casa o si era una niña de la calle que se había metido al edificio. Tenía la mirada perdida, una expresión vacía, matizada con una ligera desesperación, algún deseo distante o alguna necesidad. Una expresión que fácilmente podía estar acompañada por la frase “Por favor, Ayúdame”.

La siguiente ocasión que pasé delante de la recepción, le pregunté al viejo si él había visto a una joven niña corriendo por ahí.

“Has escuchado las historias, entonces” dijo mientras se aclaraba la garganta, meciéndose levemente en su asiento. “La joven Maddy ha estado aquí desde hace mucho tiempo. Usualmente le gustan los caballeros que se hospedan aquí. Siempre ha sido tímida. Nunca dice nada, ni una sola palabra. Sólo es curiosa”

Le dije que no había escuchado ninguna historia, y que había visto a una chica tomando las escaleras y parándose delante del elevador en cada piso mientras yo bajaba.


“Esa es nuestra Maddy,” dijo. “Le gustas entonces, se siente atraída por ti. Sólo quiere mirar, eso es todo, sólo mirarte. Eso es todo lo que ella hace. Pequeña cosa curiosa. Sólo quiere mirar.”

Me hospedé tres noches en el Hotel Umbra. Era un viaje de negocios de cuatro noches, la última noche intenté dormir en mi auto. De nada ayudó.

Déjenme que les cuente sobre la Joven Maddy. Lo único que obtienes son vistazos de ella, de una cara de apariencia resignada y callada desesperación, dominada por un par de grandes y oscuros ojos. Puertas cerradas, barricadas, nada importaba; ella se metía dentro. Nunca la vi por más de medio segundo. Cada vez que posaba mis ojos en ella, se retiraba al instante, sólo para aparecer otra vez una o dos horas después. Una o dos horas después si tenía suerte.


Déjenme decirles dónde vi a la Joven Maddy.

Cada vez que cerré la puerta de mi baño, la puerta de mi habitación, la vi. Si miraba mientras la cerraba, en el último segundo posible veía su rostro moviéndose rápidamente hacía el espacio entre la puerta y la pared, si abría la puerta, no encontraba nada.

Cada vez que cerré la puerta del armario, la vi. Si veía al espacio entre las puertas, ella estaría ahí súbitamente dentro del armario, inclinando su cabeza para observarme como la cerraba. Era como si supiera donde ir, donde estar para que mi mirada encontrara la suya. Aunque nunca hubo contacto, en ningún momento tocó la puerta o la pared.

La primera vez que me senté en el escritorio, la vi. Mientras cerraba el cajón grande. Ella se apresuró dentro, al espacio dentro del cajón, sus grandes ojos rogando por algo que yo no podía darle. Halé el cajón de sus rieles y lo tiré al suelo.

Yo sí pasé la última noche en mi carro, pero como dije, no sirvió de nada. Agitándome y dando vueltas en el asiento de ese auto rentado, inclinado hacia atrás lo más posible, en ocasiones abría mis ojos y si había un lugar para que ella pudiera ir para encontrarse con mi mirada cuando los abría, lo hacía. En el espejo retrovisor o espiando sobre el capó de mi auto — una vez de cabeza, en la parte superior del parabrisas, como si estuviera en el techo.



Estoy de nuevo en Saint Paul, lo he estado por más de un año. Pero Maddy no se ha detenido. Si mantengo mis ojos abiertos el tiempo suficiente , si miro un lugar el tiempo suficiente, eventualmente ahí estará ese vistazo — cerca de la fotocopiadora en mi oficina, una pila de cajas en un callejón, una columna en un silencioso estacionamiento — y mi mirada llegará ahí justo a tiempo para encontrarse con su mirada alejándose de la mía. No hay nada ahí cuando miro, así que he dejado de mirar.

Es así como tuve que cambiar las cosas desde el Hotel Umbra. He dejado de mirar. Mantengo mis ojos cerrados cuando cierro las puertas, cuando cierro cajones, gabinetes, refrigeradores, neveras, el capó de mi auto. No en todos los espacios, solo los que son suficientemente grandes.

Al menos, eso solía servir.


Estaba preparándome para ir a la cama hace unas noches, de pie frente a mi espejo del baño, puertas cerradas, gabinetes cerrados. Observándome a mí mismo limpiando mis dientes con el hilo dental. Abrí grande para poder alcanzar mis muelas.

Juro que vi las yemas de sus dedos retirarse hacia el fondo de mi garganta.

Pueden encontrar el texto original en la página del autor: http://www.ichorfalls.com

¡La Tierra no nos pertenece! Por Ramón Morales Castel.


Para celebrar el Día de la Tierra, he aquí una de mis más locas ideas, soñada en vigilia con toda la visión inquietante, imperiosa de un Mundo Mejor, ese sueño típico de los inconformes y de los reformadores. Las implicancias políticas de esta idea cambiarían drásticamente el paisaje político del mundo, pero requieren la realización más difícil, más rara, de una revolución global de la consciencia. Espero que algún día, esta flecha perdida y encontrada, sirva para algo. Y poniéndonos verdes en un doble sentido, no podría yo presentar esta ocurrencia mía sin una traducción de mi texto al idioma internacional Esperanto, para completar el tono de unión y de celebración planetaria, de construcción práctica de ese Mundo Mejor, que no sólo es posible, sino también urgentemente necesario.

¡La Tierra no nos pertenece!

Las innumerables guerras llevadas a cabo por diferentes pueblos a lo largo de milenios tienen su origen en el presupuesto (inmutable hasta ahora) de que la tierra, o lo que hay en ella, les pertenece. Las razones para sustentar ese presupuesto han sido siempre de naturaleza histórico-religiosa. Los creyentes nunca abdicarán de sus propias creencias, por lo que, la única solución posible y efectiva al problema de la guerra sería modificar la definición de estado nacional y ajustar esa definición al hecho de que las naciones son circunstanciales y de que el territorio sobre el que se asientan es "tomado prestado" al planeta.

Lo que se desprende de esto es que, el concepto de nación y de estado irá perdiendo su solidez y su importancia política, en favor de la paz mundial y de la conservación del planeta. A partir de ese momento (este siglo), todo sistema político/económico que certifique o magnifique la importancia del estado y de la nación, será visto como una corriente primitiva que se debe dejar atrás. Todo nacionalismo (y todo lo que se desprende de él: imperialismo, intervencionismo, sionismo, proteccionismo, etnocentrismo, monopolio económico, etc.) demostrará ser -en esencia- separatista del género humano, y por tanto, destructivo.

Una vez que esto sea comprendido, el camino para la formación de un único estado nacional planetario estará abierto. Dicho estado nacional planetario será incluyente, circunstancial, contingente. No será, en absoluto, una réplica magnificada del concepto actual de estado nacional: será un experimento único, necesario y magnífico para la humanidad. Estará basado en el hecho fundamental de que la tierra, y lo que ella contiene, no nos pertenece... Ahora sólo hay dos caminos: esto, o la destrucción eventual (ya iniciada) de la humanidad y del planeta.

La Tero ne apartenas al ni!

(Miaj opinioj en tiu teksto esprimitaj ne rilatas direkte al mia uzado de Esperanto: ĝi estas al mi ilo por komunikado tiel, kiel la hispana aŭ la angla. Tiuj lingvoj ne certigas aŭ atestas -per si mem- miajn politikajn tendencojn.)

La multegaj militoj, agataj de diversaj popoloj dum jarmiloj, havas sian devenon je la antaŭsupozaĵo (neŝanĝebla ĝis nun) ke la tero, aŭ kion ĝi enhavas, apartenas al ili. La kialo defendi tiun antaŭsupozaĵon estas ĉiam el histori-religia esenco. La kredantoj neniam rezignos siajn kredojn, sekve la nura ebla kaj efektiva solvo al la problemo pri milito estus modifi la difinon de naciŝtato kaj adapti tiun difinon al la fakto konata ke nacioj estas cirkonstancaj kaj ke la teritorio sur kiu ili lokiĝas estas “pruntodono” el la planedo.

Tio, kio sekvas de la antaŭo estas, ke la koncepto de nacio kaj ŝtato perdos sian solidecon kaj gravecon politikan, favorante la mondpacon kaj la planedkonservadon. Ekde tiun momenton (ĉi-tiun jarcenton), ĉiu ekonomika kaj politika sistemo certigante aŭ grandigante la gravecon de la ŝtato aŭ la nacio estos rigardata kiel movado primitiva, kiun oni devas forlasi. Ĉiu naciismo (kaj ĉiom elirante el ĝi: imperiismo, interveniismo, cionismo, protektismo, gentcentralizismo, ekonomika monopolo, ktp.) elmontros esti –esence– disigisma afero rilate al la homa genro, kaj tiel detruantema afero.

Iufoje tion komprenante, vojo por la formiĝo de ununura planeda naciŝtato estos malfermita. Tiu planeda naciŝtato estos inkludema, cirkonstanca, entenanta. Ne estos neniel grandigita kopiaĵo de la nuna koncepto de naciŝtato: ĝi estos unika eksperimento, necesa kaj nobla-granda al la homaro. Ĝi estos bazita ĉe la fundamenta fakto ke la tero, kaj tio kion ĝi enhavas, ne apartenas al ni… Nun estas nur du vojoj: tio aŭ la eventuala detruado (jam komencita) de la homaro kaj la planedo.

NOTA: Durante la primera mitad del siglo XX, en el seno de una Francia exaltada y confiada de que el francés sería definitivamente el idioma internacional, se hizo pública la falsedad de que el esperanto había sido creado con la intención de menoscabar los nacionalismos. Más adelante, Adolf Hitler (además de otros tiranos) añadió también su grano de calumnia sobre este idioma. Dichos prejuicios continúan hoy, lo que me aconseja introducir mi traducción con la siguiente aclaratoria: “Mis opiniones expresadas en este texto no se relacionan directamente a mi uso del esperanto: dicho idioma es para mi un instrumento de comunicación así como el español o el inglés. Estas lenguas no certifican o afirman -por sí mismas- mis tendencias políticas.”

Reseña # 1 Joyas del cine venezolano. Por José Javier González.


ADVERTENCIA: El siguiente film es una coproducción de 2012 producciones y CACAO Entertainment con la colaboración de Caribean films. Se advierte a los espectadores que la cinta contiene escenas que pueden herir ciertas sensibilidades; tome las previsiones necesarias. Esta película puede ser clasificada dentro los géneros spaghetti western, bélico-aventura, gore y catástrofe. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

Sally y sus amigos deciden un día embarcarse en una aventura a través de las playas mirandinas; un día de diversión y esparcimiento. Lo que no sabían es que ese día descubrirían algo espeluznante: los restos de una osamenta a la orilla del mar. Sally, muy asustada y preocupada por el hallazgo, había notado unas extrañas vetas de color negro que dejaba el oleaje sobre la arena. Ella estaba a punto de vivir la macabra historia de Calima! La devoradora de pulmones.

Esta película que se ambienta en el año 2013, nos muestra la catástrofe ocurrida por ciertos acontecimientos de poca importancia vistos 3 años antes. Sally junto a sus amigos, deben ir recopilando pistas y resolviendo acertijos para dar con los responsables de la creación de esta monstruo llamada Calima, la misma apodada: La devoradora de pulmones por la forma brutal en que engulle los pulmones de sus víctimas, estando éstas, aún con vida. Esta coproducción rompe totalmente con los paradigmas del cine venezolano dándonos por primera vez, un tema de terror con ciertos toques de cine catástrofe. Calima! La devoradora de pulmones, representa la simbiosis entre distintos géneros cinematográficos que dan un giro de 360 grados en las producciones nacionales. Ésta película goza de un reparto de técnicos, actores, fotógrafos, utileros y productores que muy bien pueden ganar los premios de la academia a los que fue nominada esta cinta, tales como: mejor actriz principal, mejor fotografía, mejores efectos especiales, mejor guión adaptado y mejor película extranjera.

En la cinta podemos horrorizarnos con ciertas escenas que evocan a ciertas producciones de culto; entre ellas podemos apreciar, la virtuosa calidad de los efectos especiales que en momentos como el empalamiento de miembros de la secta piromaniaca, la banda criminal creadora de Calima, nos trasladan a una secuela de los años 80 llamada Holocausto Caníbal. Detalladamente se muestran aproximadamente 15 min. de filme, sobre el linchamiento del pueblo enardecido en contra de los piromaniacos. Del mismo modo, a través de un análisis más profundo, el film nos lanza una crítica sobre la pasividad delos integrantes de una nación que ante la destrucción de su entorno, no muestran interés alguno hasta que ya es demasiado tarde para tomar medidas en contra de Calima. Desde otro punto de vista, Calima representa más que una monstruo que devora pulmones, es la antítesis que, como alguna vez escribió Rubén Darío “Cuando quiero llorar no lloro, y, a veces, lloro sin querer”, nos lleva a la aceptación de la catástrofe por la ignorancia y apatía emanada por nosotros mismos, por ende, el otro yo o ese monstruo que hemos creado, nos lleva a ponernos en ciertos segmentos de la película de parte de Calima la monstruo y la secta piromaniaca.

El director comenta que ya a finales del año 2009, apareció en cartelera un film que colocó a los espectadores de parte de eso que catalogamos “no humano”, es decir, lo que está en contraparte a nuestro mundo y nuestra forma de pensar. Estamos hablando del éxito taquillero Avatar. Ya cuando veíamos que el género de ciencia-ficción estaba estancado desde hace años, llegó Avatar para reinventar el género y colocarnos de parte de los extraterrestres, para ver las cosas desde un punto de vista alienígena que está en contra de la invasión y destrucción de su entorno; esto le da un plus ecologista a la cinta y justamente con esta fórmula pero con algunos cambios, juega el desenvolvimiento de Calima! La devoradora de pulmones. En Avatar, los humanos se empeñan en destruir el equilibrio natural de Pandora, por medio de la ambición de conseguir un mineral que se encuentra en los árboles sagrados de esa civilización de gigantes azules. En Calima, podemos ver la destrucción causada por la secta piromaniaca con un sólo propósito: el placer de ver arder las llamas, pero algo que no tenían en mente y que les da una gran sorpresa, es la creación de la monstruo que incluso pone en peligro las vidas de sus seres queridos.

No podemos dejar pasar la oportunidad de ver Calima! La devoradora de pulmones en la pantalla grande, ya que ésta, representa un hito en la producción cinematográfica nacional e internacional. Nos encontraremos con varios planos discursivos e historias dentro de la historia principal, que van enlazados al más puro estilo de Quentin Tarantino. Seremos presas del suspenso de Alfred Hitchcock, nos impactaremos con los efectos especiales de un paisaje totalmente destruido por las llamas, cautivaremos nuestra imaginación con Calima y nos deleitaremos con las vidas contradictorias de Sally y sus amigos; cada escena, mostrando pinceladas de realismo mágico latinoamericano. Una obra sin precedentes que nos deja un mensaje cautivador, una joya del cine venezolano.

Melancolía. Por Jessica Sakumoto.


La continuidad de Rodrigo. Por Isis Torres.


La noche está profundamente oscura y fría, algodonadas nubes recubren el cielo, aún así el resplandor de la luna se cuela entre ellas y alumbra el claro confiriéndole un tono plateado. Aguardo oculta entre los árboles, el frío cala hasta mis huesos y me hace castañetear los dientes. De tanto en tanto, mis ojos ansiosos examinan el camino a ver si alguien se aproxima. Nada. Comienzo a exasperarme un poco, ya van a ser las doce de la noche, ¿Será que no va a venir? No, ya me estoy poniendo paranoica, claro que va a venir, siempre viene. Mis dedos tamborilean en el tronco del grueso roble, mientras mi mente vaga de aquí para allá mientras continúo a la espera. De nuevo, mis ojos -casi con resignación- examinaron el camino esperando hallarlo vacío otra vez. Pero no fue así, allí viene él, desplazando la magnificencia de su cuerpo a través del camino: majestuoso, fiero, elegante, arrogante, hermoso, perfecto, caminando con paso firme, muy seguro de sí mismo, pero a su vez con gracia y ligereza.

El corazón me palpita con fuerza, contengo la respiración mientras un cosquilleo ansioso recorre todo mi cuerpo. Siento la garganta seca y soy incapaz de pensar claramente, ya está envolviéndome el hechizo del vampiro Rodrigo.

Una vez que está un poco más cerca, puedo detallarlo mejor, es aún más fascinante que la última vez que lo vi. Viste un sobretodo de cuero negro, una blanca camisa abotonada -cuyos primeros tres botones están abiertos y me dejan ver su bien formado pecho- , pantalones negros y zapatos del mismo color. Esas vestiduras oscuras hacen resaltar, hasta más no poder, la palidez de su piel que se ve acentuada por la plateada luz lunar. Su largo y lacio cabello negro azabache ondea azotado levemente por el viento, enmarcando ése, su perfecto rostro, de una belleza tan grande que ni siquiera la mujer más hermosa del mundo podría competir con él. Negras cejas deliciosamente formadas en un perfecto arco, blanca piel sin ninguna imperfección, ojos grandes y de penetrante mirada, de un color gris único, jamás observado, en los cuales parecían fundirse a su vez brillantes destellos de todos los colores existentes y no existentes en el mundo terrenal, su mirada hechiza, domina, seduce. No hay hombre ni mujer sobre la faz de la tierra capaz de resistir ese efecto hipnótico de la mirada de mi amado vampiro Rodrigo... ¡Oh sí! Lo amo más que a mi propia vida.

Estoy tan seducida contemplando su imagen que cuando me percato de que está parado justo frente a mí, me sobresalto un poco. Prácticamente Rodrigo me desnuda con la mirada, recorre mi cuerpo de arriba hacia abajo, con deseo. Deja ver, entre sus rojos labios color sangre, sus blanquísimos y marfileños colmillos, prominentes y afilados, al descubierto.

Su boca... su boca parece trazada por el pincel del mejor pintor, es perfecta, delgada pero a su vez relativamente voluminosa, con labios carnosos, sensual. En fin, trazada a la perfección. Con esa boca mi vampiro da los besos más adictivos que nadie puede imaginar. Cuando me besa, primero me mira con esos, sus mágicos ojos y de tan sólo mirarme me hace estremecer, luego acerca sus labios a los míos lenta, pero firmemente y una vez que estos se encuentran, su suave y deliciosa lengua busca la mía con avidez, con desesperación, con deseo casi animal. Sus besos son los más intensos del mundo, en uno o dos segundos yo cierro mis ojos y el tiempo y tiempo y espacio se borran totalmente de mi mente. Realmente pierdo toda noción, toda conexión con la realidad, en ese momento mi mente puede volar hasta niveles inimaginables. La sensación de contacto con él, es lo único que en el momento existe para mí. Yo no deseo que sus besos acaben nunca; sería la persona más feliz del mundo si tan sólo pudiera prolongar ese instante por toda la eternidad.

Su rostro, es ligeramente ovalado y su nariz, ojos y boca están en perfecta armonía en el mismo. Sus orejas se encuentran adornadas por pequeñas argollas de plata y tiene una muy fina y llamativa línea de oscura barba que sale de atrás de sus orejas, bordeando la parte inferior de su mentón.

Me toma en sus brazos con fuerza, entonces vuelvo a la realidad y salgo de mis ensoñaciones. Su lengua entra en mi boca, mientras que la mía se mueve presurosa a su encuentro. Con rudeza, valiéndose de una sola mano, rasga todo mi vestido de seda blanca, siento su cálido aliento en mi rostro, mientras que mi pulso se acelera, el calor invade mis entrañas y ardo de deseo. Mientras tanto, mi amado y fascinante vampiro Rodrigo se quita apresurado el sobretodo, arrojándolo al suelo. Con rudeza me agarra con ambas manos por la cintura y me atrae hacia sí, nuestros cuerpos chocan y quedan sumamente apretados el uno contra el otro. Me encuentro muy próxima al éxtasis y mi corazón late tan fuerte que me duelen los oídos, Rodrigo me besa con avidez y deseo, y de pronto con un brusco e inesperado movimiento de sus fuertes brazos me tumba sobre el césped, recargando ése, su perfecto cuerpo, contra el mío. Quiero que me haga suya en este mismo momento, pero de pronto me toma con una mano el rostro y lo inclina hacia un lado, casi con violencia, de manera que mi cuello queda totalmente a su alcance. Cierro mis verdes ojos y siento como se abalanza sobre mi cuello, con tanta velocidad, que me recuerda a las fieras cuando saltan con precisión sobre sus presas, y, antes de que pueda pensar nada más, siento sus fuertes colmillos romper mi carne y casi de inmediato comienza a sorber mi sangre. Siento un dolor en el cuello, que se extiende de sus dos extensiones hacia todo mi cuerpo; pero no es un dolor cualquiera, es un dolor placentero, sobrenatural. La cabeza me da vueltas, no soy consciente de ninguno de mis miembros, siento que me elevo más y más mientras Rodrigo me hace suya. El placer es totalmente indescriptible, desearía estar, fundir mi cuerpo con el de Rodrigo para siempre. De pronto, un tañir de campanas me ensordece, abro los ojos sobresaltada y me hallo en mi habitación, parpadeo con incredulidad y dolor, no veo a mi vampiro a mi lado. ¡Maldita sea! Las campanas son sólo mi despertador, he soñado con mi Rodrigo otra vez. Lamentablemente sólo fue un sueño. Mientras parpadeo resignada -aún un poco aturdida-, instintivamente me llevo la mano al cuello y sofoco un grito ahogado dentro de mi garganta pues mis dedos han palpado a un lado de mi cuello dos perfectas hendiduras circulares de las cuales mana mi tibia sangre...

Isis Torres.
Escuela de Letras.

República Islámica de Irán. Por Seyed Hussein Musavi.

En el nombre de Dios todo poderoso.

Primera parte: República Islámica de Irán y la situación actual.

República Islámica de Irán, como anteriormente lo habíamos mencionado, es uno de los países poderosos y antiguos del oriente próximo. Un país con más de 70 millones de habitantes y con una antigüedad aproximada de 5000 años.

Lo que hoy vamos a presentar frente a Uds. Es un poco más sobre la situación de ese país después de la gran Revolución Islámica que se llevo a cabo hace 31 años y además, hablar con detalles acerca de la lengua oficial de dicho país que se llama “PERSA” o “FARSI” el cual no solo se habla en Irán, sino en algunos países mas como : Tayikistán o Afganistán.

Ahora bien, acerca del primer tema que nos referimos a la situación actual de este país, primero que nada, hay que decir lo que ha traído la Revolución Islámica: la dignidad y soberanía, las cuales no existían antes de este fenómeno. Ahora y después de pasar aproximadamente 30 años de dicha revolución, gracias a ella, el país actualmente se encuentra en una situación llena de dignidad y respeto especialmente respeto a los DDHH.

Hoy en día, Irán participa fuertemente en los actos realizados por los organismos internacionales sobre los temas relacionados a la paz, DDHH, el derecho de la mujer, un mundo sin armas nucleares, etc.

En la área de la tecnología y la ciencia, dicho país está en una situación muy buena con los avances recientes en los ámbitos de producir la energía pacifica nuclear, medicina, nano-tecnología, petroquímica, defensa integral, enviar satélites completamente hechos en el mismo país, etc. que ya se encuentran en la mano de los jóvenes y el pueblo Iraní.

Así se puede mencionar que los avances, adelantos y progresos de dicho país después de la Revolución Islámica, han mostrado y probado que con confiar en Dios, esforzarse y trabajar cada día, sería muy posible llegar a una buena situación en el actual mundo y es más, se puede decir NO a las demandadas irregulares y sin razones de las potencias mundiales y los países que solo piensan en sí mismos, en los beneficios y ganancias de ellos mismos y no quieren ver los avances y desarrollos de los países que están en la marcha, cuyos avances, se están desarrollando cada día más.

Con estas intenciones era que la mayoría de los iraníes confiaron en un líder supremo y derrocaron al “SHAH” o “EL REY” de Irán, quien fue uno de los dictadores en su época, y cambiaron la historia de Irán a la independencia, la soberanía y la libertad.

Segunda parte: El alfabeto “PERSA” o “FARSI”.

Este idioma es uno de los idiomas antiguos y como anteriormente habíamos mencionado, se habla en algunos países de Asia y Oriente Próximo como: Irán, Afganistán, y Tayikistán.

El alfabeto “PERSA” está formado por 32 letras y es un alfabeto que representa los sonidos distintos y por esta ventaja, los hablantes tienen una habilidad en aprender los sonidos distintos de los otros idiomas y pronunciarlos bien. Ahora y de una vez para que conozcamos la escritura de ese idioma, damos unos ejemplos en oraciones de PERSA y la traducción al español. (EL PERSA se escribe y se lee de derecha hacia izquierda)


Bueno, en esta ocasión nos quedamos hasta allí y les seguimos informando en otra ocasión. Espero que se encuentren muy bien.

Los sitios de interés:

1. www.islamoriente.ir
2. www.farsnews.ir (las noticias de Irán en Persa e Inglés.)

Sonata para un disléxico. Por José Javier González.

Día de la Juventud. Por Roderick Navarro.


Esta es la hora de definirnos ante el destino y ante nosotros mismos, la hora de la Generación del Bicentenario.

La gesta con la que los jóvenes hemos signado en la historia nuestros nombres ha sido la de la conquista de un estado social equilibrado y armónico, propicio al libre desenvolvimiento de las aspiraciones colectivas que están fuera del terreno tórrido de la polarización, en el marco de un espíritu democrático y pacífico de participación.

Hoy en el Año de la Juventud, recordemos como el Atlántico Azul de las Boinas de la Generación Libertadora, se batió en la tormenta gloriosa, salpicando de espuma y de sangre los rostros de quienes pretendieron impedir el brote de la patria nueva.

Esta Generación quiere dejar constancia en estas casuales palabras, de que no ha habido manera de convencer a los circunstanciales esbirros de la República, de que la juventud Venezolana ha obrado siempre por cuenta propia, asumiendo sin personería y con su responsabilidad a plena conciencia, el fortalecimiento de la democracia y la República por encima de un régimen que atropella y avergüenza la nacionalidad.

Desde la Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela y 100% Estudiantes, queremos conquistar el derecho a vivir una vida ciudadana decente y digna, propia de hombres y mujeres libres, pues en silencio, con una pasividad fatalista y dolorosa, había venido soportando nuestro pueblo la etapa larga de un régimen erigido sobre el atropello y la violencia. Por eso ahora en las calles, a cada momento, nos hacen detener manos rudas y francas endurecidas de callosidades apretando las nuestras, mientras se nos dirigen palabras de lealtad: “estamos a la orden joven para lo que ustedes hagan...” Y vemos en el fondo de esas miradas francas, indicios de una resolución suprema.

Convencidos de la urgencia inaplazable de la acción hemos actuado, sin embargo, el capítulo final de este libro no se ha escrito; mas aún, no se ha vivido. Está en potencia y apremiante hostigador tiránico, en su anhelo de ver luz, acurrucado en nuestros pechos. Se vivirá muy pronto, en la mañana auroral en que incendien los cielos de la patria las primeras descargas libertarias con aire de democracia. Y será también para nosotros la alegría y el honor de escribir el capítulo potencial en blanco, de este libro, si no con deleznable tinta de imprenta, con dolor y con sangre, materias mas perdurables a prueba de toda contingencia.

Hemos luchado por esos ideales y con ellos, iremos inevitablemente a conquistarnos el futuro.

Roderick Navarro.
Presidente de la FCU-UCV.

El Duro. Por Gabriel Payares.


Por aquí me llaman “el duro”, aunque yo no sé bien por qué. No recuerdo la primera vez que les oí llamarme así, pero estoy seguro de no haber estado haciendo nada en especial: nada memorable ni por gracioso, ni por atroz. Seguramente estaría haciendo lo que hago todos los días, lo que hago siempre: sostener mi bolsa abierta, hambrienta de las cosas que todos lanzan a la calle con desprecio, y observarla mientras se abulta poco a poco, como una barriga llena, o un vientre abultado de tantos niños pataleando adentro. Hay veces en que apenas si me la puedo echar al hombro; veces en que me cuesta horrores caminar llevando a cuestas mi fétida abundancia. A lo mejor me dicen “el duro” por esos días en que la bolsa pesa demasiado. No lo sé. Porque también hay días –raras ocasiones– en que o no consigo nada que meterle dentro, o en que me canso de recoger lo mismo de las aceras cuarteadas y marrones, y decido cargar mi bolsa vacía como el cuero famélico de un animal sobre mi espalda.

O a lo mejor me dicen “el duro” porque ando siempre a pie. Nadie camina tanto como yo de mañana, tarde o noche. Es como si nunca fuera a detenerme. Y hay días, de hecho, en que no lo hago; ando de aquí a allá con paso tranquilo, bolsa en mano, viendo a quienes cargan con esfuerzo una gavera de cervezas doradas, o se tienden en el concreto debajo de las tripas grises de sus carros, o arrastran sin paciencia a sus niños al colegio. Ninguno tarda en darme ese saludo breve, a veces respetuoso, a veces burlesco, antes de seguir su camino: “Epa, el duro”. Yo sólo asiento, sonriendo, o musito algún saludo que ellos nunca llegan a entender. Otras veces me preguntan cómo estoy y siempre contesto lo mismo, acompañándolo con un gesto de mis brazos delgados: “¡durísimo!”. Ellos se ríen, el más osado me da una palmada en la espalda, y luego se marchan como si nunca hubieran contemplado mi delgadez. Pero no importa; ya aprendí a no esperar nada de nadie, al menos no hasta que la bolsa se haya llenado del todo. “El duro” debe ser porque aún no me he muerto de hambre.


Claro que yo no he sido siempre “el duro”. Y aunque ya ni recuerde mi nombre propio, sé que alguna vez tuve uno, como todo el mundo. Hubo una época en que yo era “Pedrito”, o “Juancito” o quién sabe qué. Ya no lo recuerdo. Pero no todo se ha desvanecido en mi cabeza: aún recuerdo a mi abuela hablándome del Silbón a cada rato. Era de lo que más me hablaba. Me decía que era flaco, de piernas largas como bambúes, y que tenía un saco negro en donde metía a los niños que se llevaba. Que venía siempre por las noches, mientras todos dormían, y lo despertaba a uno con un silbidito suave (y entonces imitaba el silbidito), antes de meterlo en la bolsa con sus manos espinosas y comérselo vivo en algún lugar remoto de donde siempre venía caminando. Ella juraba haberlo visto con sus propios ojos. En cambio, yo al Silbón nunca lo he visto; pero pienso que me le debo parecer que jode.

Algunos mediodías en que el calor marea demasiado, camino hasta la playa y me tumbo un rato en la orilla. Allí no hay nadie que me llame “el duro”, pero tampoco hay niñitos insufribles que me traten de robar la bolsa a carajazos. En la playa siento que soy el único hombre vivo en este mundo tan feo de hormigón. Un sobreviviente muerto de hambre, un loco que quedó para echarle cuentos a los muertos y sacudirles de encima a los zamuros. En esos instantes, me siento más necesario que nunca. Me siento feliz. Suelo regresar cuando ya es de noche, o incluso de madrugada. A esa hora la salsa late por todas partes, dando la impresión de venir del mismo cielo, del corazón de un pájaro enorme escondido allá arriba, cortándole el paso a los aviones que enfilan sus trompas a Maiquetía. Y es que ni el ruido que hacen sus motores apaga el zumbido de la música, que continúa vivo toda la noche, hasta que las gaveras se vacíen y el sueño arrecie. A mí eso me agrada. Me gusta que siempre haya algo con que dar la bienvenida a la noche, algo que nos distraiga del paso lento de los barcos y los aviones, que brillan en lo oscuro como diciendo “Epa, el duro” cada vez que llegan o se van. Yo nunca he visto un avión de cerca. Ni un barco. Y es que de cerca, de cerca cerquita así, sólo veo ya las cosas que caben en mi bolsa: juguetes rotos, envases de plástico, pedazos de vidrio, de tela y de goma, zapatos desahuciados, cajas de cartón descuartizadas, zarcillos sin compañero, paquetes destrozados, cajas vacías de cigarro, latas de cerveza (porque aquí todo el mundo toma), y así hasta llenar la bolsa al tope. Día tras día, me encargo yo de lo que ellos no quieren ver en sus patios, de lo que les estorba en sus hogares y arrojan al mío. Yo soy, de alguna manera, el garante del orden en cada una de sus casas.

Debe ser por eso que todos me saludan. Incluso gente que no sé quién es. Pasan en sus carros haciendo un “Epa, el duro” con la corneta, o se despiden de mí desde sus ventanas enrejadas. Las doñas me dicen “durito”, los borrachos “durísimo” y los muchachos “durex”. Todos parecen saber muy bien quien soy. Menos los niños; con ellos todo es diferente. Los más pequeños me evitan con la mirada y caminan más aprisa apenas ven la bolsa negra entre mis manos; pero los grandes, aprendices de la violencia que llevan en la sangre, me insultan a lo lejos las tardes de día feriado, o arremeten de noche y a distancia con botellas y piedras, protegidos en pequeñas manadas rencorosas. Pero a pesar de los raspones y las cortadas, los niños pocas veces son un problema, aunque ellos se empeñan en serlo. Siempre hay algún adulto cerca que intervenga a mi favor, y que reclame más respeto para “el pobre duro”.

Entonces, pero a regañadientes, me deja la jauría seguir mi camino. Yo solamente les sonrío, aireando mis dientes rotos en venganza, y no les digo una sola palabra; tras mucho batallar, al final he comprendido el odio en sus miradas. Sé que tiene que ver con sus madres, y con lo que les dicen cuando no quieren dormir, o cuando escupen con desprecio la sopa del almuerzo. Sé que han aprendido a odiar el espacio prometido dentro de mi bolsa. Para ellos, no soy “el duro”. Soy algo más. Creo que ni siquiera se atreven a pronunciar mi nombre, por miedo a que me aparezca en sus casas a medianoche, con mi bolsa negra abierta de par en par. Sé, y lo aprendí de sus manitos empedradas, que me he convertido en el Silbón sin enterarme, que puedo ver su imagen reflejada sonriente en los ojos de cada niño que me insulta, y que el silbidito de mi abuela retumba en cada noche en sus cabezas, al igual que en la mía. A veces siento muy suyo mi miedo, muy mía su rabia. He llegado incluso a desparramar el contenido de mi bolsa en el suelo, preso del terror de hallar algunos huesos a medio devorar reposando en su barriga; pero nunca he conseguido más que la basura de siempre, amontonada a mis pies como pidiendo disculpas por mi delirio.

Afortunadamente hay siempre alguien que pase en ese momento y me grite “epa, duro ¿qué te pasó?” ofreciéndome una sonrisa, recordándome así mi nombre (el de verdad) y trayéndome de vuelta a la calle sucia y al dolor de las pedradas. Entonces, después de devolver una sonrisa de gratitud, regreso a la bolsa los huesos de plástico y cartón de la basura, y continúo el camino que traía, muy seguro de volver a ser yo mismo, al que llaman “el duro”, aunque yo no se bien por qué.

DIE SONNE: MIGUEL OTERO SILVA. (Seis preguntas no más)







Espina. Por Reygar Bernal.


Soy árbol entre las sombras.
Desesperado arrastro mi tronco
tras un haz de luz de sol.
Intentado hube una vez la recta vía.
Crecía. Crecía. Crecía...
y el día seguía cobijado
bajo la sombra de adultos tallos.
Y yo reía por las cosquillas
de las ramas que bajaban
hasta las profundidades donde yacía.

Y crecía. Y crecía. Y sentía
que me faltaba el aire,
que me faltaba el agua,
que me faltaba el sol,
que me escapaba el alma.
No había alcanzado el medio del camino de mi vida
cuando noté que en lo alto no cabía.

¿Qué será de mis ramas allá arriba?
¿Permitirán tal vez los grandes que sea grande?
¿En qué momento el sueño del pequeño
se volverá el talante del gigante?
¿Es mi crecer tu caer?
¿Tu placer mi perecer?
¿Debo aceptar como destino infeliz
servir de tierno abono a tu raíz?

No.
No me detendré a esperar
que tus largas fauces
y tus múltiples brazos subterráneos
sofoquen mis pulmones clorofílicos,
devoren mis bracitos esqueléticos.
Si he de ser excremento lo seré contento,
mas no el tuyo.

Haré uso de mi carne al vengarme.
¡Venid espinas,
Tomadme entre las sombras de la encina!
¡Creced fiel tallo!
Que si el techo es muy bajo,
las ventanas se abren a tus ojos,
y del sol fuerte rayo
se colará entre costados indolentes
de crecidos mal nacidos
para llenar tu existencia,
ya no de altura, mas de sapiencia.

Piensa.
Es dura la caída del más alto,
y cuando ocurre,
no hay piedad para sus restos.
Podrás hojear su otrora fuerte tronco,
comer sus una vez lejanos dulces frutos.
Vestir sus ramas,
beber sus almas,
tocar la cima que vendrá a ti.
E invertirás el orden lógico de todo.
Surgirás entre escombros y esqueletos
que darán paso al lodo.
Te bañará el sol,
te bronceará el agua.

Y te harás fuerte.
Tus ramas torcidas soportarán
el peso de los años,
las piñas de la tiña,
el paso de los caños.
Y te harás grande.
Y tocarás el sol con tus ramas,
y alcanzarás el cielo en las mañanas,
y de la luna conocerás las entrañas.

Mas recuerda:
fuiste chico y has crecido.
No olvides:
Los gigantes han caído.
Y ahí vienen diminutos desde el nido
los que habrán de reemplazarte,
frágiles y hábiles,
toscos, mas no pocos.

Déjalos pasar
y ve a dormir el sueño
de los que han cumplido su labor.
Después de todo,
del cielo nadie es dueño.
Unos se irán, otros vendrán.
Y el sol que les da vida
se las quitará;
y el agua que los baña
los ahogará;
y el viento que los peina
los arrancará de raíz;
y el fuego que los cobijaba
los calcinará hacia la nada.
Y así,
morirás.

DOCUMENTO VISUAL: DANIEL AMPUERO.


Se le recuerda a nuestros lectores que todas las imágenes, dibujos y textos de esta publicación pueden tener derechos reservados de autor. Consulte siempre con el autor del material para hacer citas textuales o reproducciones ulteriores.

Mujer. Por Giusy Valentina Guzmán.




Erguida como halcón
sobre montaña nevada,
se eleva con fervor
la figura de una dama.

Delicada estructura,
jarrón de porcelana,
con columnas seguras
para no ser derrumbada.

Reina de las emociones
Venus, esbelta, fecunda;
Diosa de las pasiones
Selene, brillante, profunda;
Leyenda de cultos dones
Atenea, inteligente o ilusa;
y así cada una de nosotras
resulta ser la célibe musa.
Con su llanto benévolo,
surca por los cielos,
incrustando perlas negras
y extintos anhelos.
Estalactitas de cristal,
nacen en su cueva
productos del rosal,
germinados por Eva.

Guarda en sí un tesoro,
aquel capullo oculto,
el diluvio de pasión y oro,
el gemido profundo,
la llama ardiente,
la inquietud apacible,
el deseo de la gente
y la locura comprensible.

Siendo boca del asfalto,
de la tierra y el campo,
el agua baña sus labios,
el suelo recoge sus pasos,
el fuego carcome su vela
y el aire conduce su estela...

El Exonario del Profesor Jorge Mux.

¿Quién sigue creyendo que el español ha dejado de crecer? ¿Y quién sigue opinando que la génesis de palabras, las fuentes de neologismos en español son únicamente los idiotismos, los barbarismos y las groserías? El Exonario del Profesor Jorge Mux demuestra todo lo contrario.

Con epistemología impecable, y quizás también con humor, el Profesor Mux publica en su blog en Internet, palabras que si bien podrían calificarse de neologismos, proceden lúcidamente de las fuentes de raíces griegas y latinas. Bien sabemos los estudiantes humanistas, de letras y de idiomas, que el latín y el griego han sido una fuente de raíces para nuestras palabras. ¿Y por qué no habrían de seguir siéndolo? ¿No es acaso esta génesis de palabras preferible a los préstamos lingüísticos del inglés (o de otras lenguas ajenas a las latinas) que terminan diluyendo, e incluso contaminando nuestro precioso español?

Para tener derecho a una opinión válida, he aquí parte del material del Exonario, para que Usted, apreciado lector, se forme su propio parecer.

¿Qué NO es el Exonario?

No es un diccionario de la Real Academia ni un diccionario de jergas . Tampoco es la intención de este blog hacer falsas palabras maleta, ni dar falsas definiciones.

Si alguna de las palabras que aparecen aquí, se encuentra también en algún otro diccionario, por favor avísenos.

(Aclaración: algunas palabras sí aparecen en el diccionario, sólo que se trata de homógrafas con distinta etimología y, por lo tanto, con significado diferente de las que aparecen aquí.)

¿Qué es el Exonario?

Definiciones insólitas, de dudosa justificación, de nombres hilarantes y muchas veces de imposible referencia. La esencia de la definición consiste en aclarar el uso de los nombres.

La esencia de un nombre consiste en señalar su referencia. Ambas cosas aparecen confundidas y enrarecidas en este espacio.

Pornokinesis

(Sustantivo. Del griego pornós = lascivo y kínesis = movimiento. Adjetivo: pornokinético)

Movimiento (de uno o dos objetos) que se asemeja al acto sexual.

Son pornokinéticos dos objetos que se mueven en cierta consonancia, o un objeto que le imprime un movimiento rítmico y balanceado a un segundo objeto. Para que haya pornokinesis no es necesario que uno de los objetos sea fálico y el otro imite de algún modo a una vagina. En verdad sólo basta con el movimiento. No se necesita de una representación explícita e icónica: basta con cierta movilidad, cierta cadencia y cierta forma de ver el mundo.

Distructivia

(Sustantivo. Del latín dis = separación e instructivus = instructivo)

Tendencia a hacer funcionar aparatos sin leer las instrucciones.

Casi siempre nos creemos capaces de descubrir con rapidez y eficiencia todas las funciones de los objetos de manufactura que nos rodean. ¿Qué tan difícil puede ser descubrir cómo se manda un mensaje de texto en el nuevo celular? ¿Tan complicado puede ser poner un DVD en el reproductor? ¿Es una tarea imposible armar un colchón inflable? Sin embargo, cuando lo intentamos algo malo pasa. El celular nos da un mensaje raro, o el botón de "enviar" borra el mensaje. Los cables del DVD no parece que estuvieran bien conectados, y el colchón se infla, pero enseguida se desinfla. A pesar de estas muestras evidentes de impericia, insistimos en el empeño de no leer el manual. Tenemos la desenfrenada esperanza de que las cosas fueron hechas con una lógica simple (la única que somos capaces de entender) y que, con unas pocas y cuidadosas observaciones deben funcionar.

A veces llegamos a descubrir alguna que otra función. Enviamos el mensaje de texto, pero no podemos ponerle acentos, o no encontramos el teclado predictivo. A veces, por azar, sacamos una foto o escuchamos un ringtone nuevo, pero no sabemos cómo volver a hacerlo. El DVD funciona, pero no se ven los colores. El colchón se infla por unas horas. Nos quedamos con una operatividad a medias que nos limita las posibilidades de uso del aparato. Pero no caemos en la cuenta de que el instructivo pueda ser, quizás, útil.

Los yoliarreglos son invariablemente afectados de distructivia.

Fuente: www.exonario.blogspot.com

Asedio en tres actos. Por Daniel Ortiz.


Acto 1

Un fenómeno poco frecuente pero necesario es la reflexión. Tan pronto como dos o más pueblos enemigos luchan a muerte por diversas razones, bien sea, territorio, recursos o domino en general, suelen reflexionar sobre sus pérdidas y ganancias. He aquí el problema. Que para lograr tan sublime acto deben pasar al menos dos cosas: Se debe estar completamente agotado, harto, y me atrevería a decir que con una sensación de intolerabilidad por la vida. Hasta cierto punto es así, el tedio. El otro requiere necesariamente del encuentro con el dolor en su máxima expresión. La fatiga por el paso de un día a otro mientras se soporta enfermedad, hambre o peste, incluso todo junto hasta llevar a un ambiente rodeado por la muerte. Ese fin que la mayoría de los seres humanos temen sin conocer. Todo se reduce a un laberinto sin salida, el sinónimo del mundo.

Acto 2

El catalogo de ataúdes no tiene nada nuevo hoy en día. Tantas muertes que ocurren a diario, tantos entierros y ningún progreso. En mi época se pensaba que en el 2010 probablemente encontraríamos el modo de vivir para siempre, en carne y hueso. Lamentablemente la religión ya nos somatizó a un estado análogo de complacencia definida por la inercia.

Nada cambia sin un gran alboroto. Tal vez se necesiten varias guerras, otros desastres naturales o algo por el estilo para que podamos algún día morir con estilo. Ahí tienes la revolución automovilística que dio paso a los carros tuneados. Música estridente para reventar los tímpanos de los que ni siquiera están a bordo. Pantallas para ver una película mientras se conduce a casa ya están a la venta. Todo trascendental. Y la muerte, nuestra más suprema compañera, allí olvidada. Los antiguos egipcios solían ser enterrados con sus riquezas. Un mundo más allá donde disfrutar de todo lo adquirido en el trascurso mortal. Simple tristeza por un futuro que jamás será, una melancolía sincera. Mientras yo me quedo con los diseños de unos ataúdes tuneados.

Acto 3

Soles lejanos se empapan con su eterno fulgor
Infierno radioactivo que llena mis pulmones
¿Cuántas plantas seducen sin dar un solo paso?
¿Cuántos ojos se tornan rojos en verano?

Son tus ideas extractos de un significado ulterior
La palabra empalagosa que mueve los corazones
¿Son tus deseos un puñado de metal oxidado?
¿Son tus latidos murmuros congelados?

Editorial Número 7.

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