¡La Tierra no nos pertenece! Por Ramón Morales Castel.


Para celebrar el Día de la Tierra, he aquí una de mis más locas ideas, soñada en vigilia con toda la visión inquietante, imperiosa de un Mundo Mejor, ese sueño típico de los inconformes y de los reformadores. Las implicancias políticas de esta idea cambiarían drásticamente el paisaje político del mundo, pero requieren la realización más difícil, más rara, de una revolución global de la consciencia. Espero que algún día, esta flecha perdida y encontrada, sirva para algo. Y poniéndonos verdes en un doble sentido, no podría yo presentar esta ocurrencia mía sin una traducción de mi texto al idioma internacional Esperanto, para completar el tono de unión y de celebración planetaria, de construcción práctica de ese Mundo Mejor, que no sólo es posible, sino también urgentemente necesario.

¡La Tierra no nos pertenece!

Las innumerables guerras llevadas a cabo por diferentes pueblos a lo largo de milenios tienen su origen en el presupuesto (inmutable hasta ahora) de que la tierra, o lo que hay en ella, les pertenece. Las razones para sustentar ese presupuesto han sido siempre de naturaleza histórico-religiosa. Los creyentes nunca abdicarán de sus propias creencias, por lo que, la única solución posible y efectiva al problema de la guerra sería modificar la definición de estado nacional y ajustar esa definición al hecho de que las naciones son circunstanciales y de que el territorio sobre el que se asientan es "tomado prestado" al planeta.

Lo que se desprende de esto es que, el concepto de nación y de estado irá perdiendo su solidez y su importancia política, en favor de la paz mundial y de la conservación del planeta. A partir de ese momento (este siglo), todo sistema político/económico que certifique o magnifique la importancia del estado y de la nación, será visto como una corriente primitiva que se debe dejar atrás. Todo nacionalismo (y todo lo que se desprende de él: imperialismo, intervencionismo, sionismo, proteccionismo, etnocentrismo, monopolio económico, etc.) demostrará ser -en esencia- separatista del género humano, y por tanto, destructivo.

Una vez que esto sea comprendido, el camino para la formación de un único estado nacional planetario estará abierto. Dicho estado nacional planetario será incluyente, circunstancial, contingente. No será, en absoluto, una réplica magnificada del concepto actual de estado nacional: será un experimento único, necesario y magnífico para la humanidad. Estará basado en el hecho fundamental de que la tierra, y lo que ella contiene, no nos pertenece... Ahora sólo hay dos caminos: esto, o la destrucción eventual (ya iniciada) de la humanidad y del planeta.

La Tero ne apartenas al ni!

(Miaj opinioj en tiu teksto esprimitaj ne rilatas direkte al mia uzado de Esperanto: ĝi estas al mi ilo por komunikado tiel, kiel la hispana aŭ la angla. Tiuj lingvoj ne certigas aŭ atestas -per si mem- miajn politikajn tendencojn.)

La multegaj militoj, agataj de diversaj popoloj dum jarmiloj, havas sian devenon je la antaŭsupozaĵo (neŝanĝebla ĝis nun) ke la tero, aŭ kion ĝi enhavas, apartenas al ili. La kialo defendi tiun antaŭsupozaĵon estas ĉiam el histori-religia esenco. La kredantoj neniam rezignos siajn kredojn, sekve la nura ebla kaj efektiva solvo al la problemo pri milito estus modifi la difinon de naciŝtato kaj adapti tiun difinon al la fakto konata ke nacioj estas cirkonstancaj kaj ke la teritorio sur kiu ili lokiĝas estas “pruntodono” el la planedo.

Tio, kio sekvas de la antaŭo estas, ke la koncepto de nacio kaj ŝtato perdos sian solidecon kaj gravecon politikan, favorante la mondpacon kaj la planedkonservadon. Ekde tiun momenton (ĉi-tiun jarcenton), ĉiu ekonomika kaj politika sistemo certigante aŭ grandigante la gravecon de la ŝtato aŭ la nacio estos rigardata kiel movado primitiva, kiun oni devas forlasi. Ĉiu naciismo (kaj ĉiom elirante el ĝi: imperiismo, interveniismo, cionismo, protektismo, gentcentralizismo, ekonomika monopolo, ktp.) elmontros esti –esence– disigisma afero rilate al la homa genro, kaj tiel detruantema afero.

Iufoje tion komprenante, vojo por la formiĝo de ununura planeda naciŝtato estos malfermita. Tiu planeda naciŝtato estos inkludema, cirkonstanca, entenanta. Ne estos neniel grandigita kopiaĵo de la nuna koncepto de naciŝtato: ĝi estos unika eksperimento, necesa kaj nobla-granda al la homaro. Ĝi estos bazita ĉe la fundamenta fakto ke la tero, kaj tio kion ĝi enhavas, ne apartenas al ni… Nun estas nur du vojoj: tio aŭ la eventuala detruado (jam komencita) de la homaro kaj la planedo.

NOTA: Durante la primera mitad del siglo XX, en el seno de una Francia exaltada y confiada de que el francés sería definitivamente el idioma internacional, se hizo pública la falsedad de que el esperanto había sido creado con la intención de menoscabar los nacionalismos. Más adelante, Adolf Hitler (además de otros tiranos) añadió también su grano de calumnia sobre este idioma. Dichos prejuicios continúan hoy, lo que me aconseja introducir mi traducción con la siguiente aclaratoria: “Mis opiniones expresadas en este texto no se relacionan directamente a mi uso del esperanto: dicho idioma es para mi un instrumento de comunicación así como el español o el inglés. Estas lenguas no certifican o afirman -por sí mismas- mis tendencias políticas.”

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