Mientras dormía. Por Cindy Molina.


Verónica tiene un cansancio de esos que no te dejan dormir. Su trabajo y su vida están dejando de ser el escape que eran. -Valentina tenía razón... - Piensa Verónica mientras da otra vuelta a la almohada. Es la quinta... O la sexta... Ya no sabe. -Tengo que cambiar las sábanas- Agarra la almohada casi con rabia y se la pone entre las piernas. La posición resulta. Se calienta un poco. Pero sus pies están tan fríos. De todos modos, siente cómo al fin el cuerpo se relaja y duerme.

-En farándula tenemos que otra vez Britney Spears debe comparecer ante un tribunal en Connectic---


-¡Quién rayos prendió el televisor!- Después de apagarlo, Verónica es consciente de la sal en su garganta, del ardor en los ojos y su pecho adolorido. -¿Quién habrá prendido el televisor?-. Se acuesta otra vez y recuerda: El televisor es lo que quedó del incendio. Por eso tiene los botones derretidos. Por eso a veces cambia de canal por sí solo. Sí, por eso.


-Ya se terminó de dañar-. Suspira y se da la vuelta. Piensa en llamar a un técnico al día siguiente. No. En el desayuno de la mañana. No. En el trabajo... El trabajo es un lugar seguro.

En menos de dos minutos, duerme de nuevo.

Verónica despierta aspirando fuertemente como hacen los asustados. Está de cara a la pared. La puerta atrás. No quiere voltear. Sintió algo... Que no ha sido nada… ¡No otra vez! Verónica usa su rabia como un escudo. Se pone de pie sin pensar más nada. Pensar, ¿quién deja de pensar…? No pienso gastar más dinero en psiquiatras ni brujos. Baja las escaleras a la cocina. Necesito leche tibia con azúcar. Si se me baja la tensión más de lo normal, quizá me duermo más rápido...

El microondas suena. ¿Subo? Suspira. Mientras toma la leche y busca un lugar seguro en su mente, sube las escaleras como hipnotizada. Tengo que llamar al de la 748. Tengo que pedir el pago de mis horas extras. Tengo que ir al súpermercado. Comprar carne, arroz, pasta, pppp----


Verónica resbala en la entrada del cuarto. Maldita sea. Es una bolsa de maní. Tengo que comprar maní. El televisor se enciende otra vez. ¿Pero qué te pasa perol? Lo desconecta antes de ponerse de pie. Te odio. ¿Acaso habla con el T.V.?


La leche está revuelta con la cena en el estómago. El vaso está roto. Lo sabe por las siluetas afiladas que distingue en el suelo. Mañana lo recojo. Se acuesta. Tiene frío. Se arropa. Entonces lo siente. Algo mojado en el pie. Pisé la leche. Qué asco. Pero la sábana ya está sucia y tiene sueño. Mañana lavo las sábanas. Mañana... Mucho qué hacer. Algo saldrá mal. Algo siempre sale mal.

La Nación. San Cristóbal.
30 de Marzo de 2003.

Sucesos

CUERPO HALLADO EN AVANZADO ESTADO DE DESCOMPOSICIÓN EN RESIDENCIA DE FAMILIA

Durante el día de ayer efectivos de la policía del Municipio San Cristóbal se apersonaron en la urbanización Pueblo Nuevo en horas de la mañana debido a las múltiples quejas de vecinos de la zona que aseguraban percibir un olor pestilente proveniente de la casa 07-20 del lujoso Conjunto Residencial San Cristóbal. "El hallazgo fue macabro" aseguró el Teniente Francisco Chacón, quien dirigía a la comisión que encontró el cuerpo. "Tuvimos que entrar a la fuerza. Los vecinos nos decían que ahí vivía una muchacha sola, pero que no la habían visto salir hacía días".


Luego de las correspondientes averiguaciones, se determinó la identidad de la víctima. Se llamaba Verónica Sánchez, de 26 años de edad. La casa donde fue encontrada era parte de una herencia dejada por sus padres, Alejandro y Valentina Sánchez, quienes murieron allí mismo, producto de un incendio, hace 5 años.


Según explicó el Teniente Chacón, lo único anormal en la casa era el fétido olor proveniente del segundo piso. "Cuando entramos en el cuarto vimos que había vidrios en el piso y un rastro de lo que parecía ser sangre seca. La cama no estaba hecha. Allí estaba el cuerpo inerte y en avanzado estado de descomposición. De inmediato llamamos a la Central y el caso pasó a manos del CICPC".


De acuerdo con el informe forense, la joven sub-gerente del Hotel Tamá murió mientras dormía, desangrada de una herida en el pie. Se calcula que hacía dos semanas del deceso cuando el cuerpo fue encontrado. Debido a lo inusual de las circunstancias d ela muerte, el CICPC no ha descartado aún ninguna hipótesis, aunque mantienen el suicidio como principal posibilidad.


Cuando preguntamos al Teniente Chacón si aún quedaba alguna evidencia del incendio de 1998 en la lujosa casa, el efectivo aseguró que "en el cuarto de la muchacha había un televisor medio derretido que estaba prendido cuando llegamos”. Sin embargo el artefacto cayó al suelo y se destruyó cuando “un oficial trastornado por el hallazgo quiso salir de la habitación”, relató Chacón.

“La joven Sánchez se encontraba en un viaje de placer cuando el incendio fatídico sucedió, razón por la que esta no supo de la muerte de sus padres hasta su regreso a la ciudad, dos semanas después, informó un vecino anónimo.”

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