El trámite final, por José Javier González.


Las escaleras eran interminables, a medida que subía y subía por los escalones se quedaba sin aire; con angustia desmesurada dejó de correr y le invadió una sensación de encerramiento, perdió las fuerzas y no podía seguir. Los verdugos le atraparon y le observaron con centelleantes ojos de furia, el jefe de los impíos acercó su rostro y mirándole fijamente le susurró — ¿pensaste que nos ibas a engañar?— rozando sus labios con el pulgar, al instante una gota se sudor se deslizó por su tez y cayó sobre la mejilla de la víctima; sin pronunciar más palabras, amartilló, y guiñándole un ojo haló de la media luna, sin el mas mínimo temblor en la mano, el hermoso mecanismo se accionó. Un pedazo de brillante y mágico metal despegó como un trasbordador espacial, que lentamente se acercó hasta atravesar la capa de ozono craneal y entró en la inmensa oscuridad del universo.


Angélica abrió los ojos, el aire estaba viciado, ella estaba en oscuridad total y no se podía mover, se desesperó y comenzó a golpear las paredes que la apresaban mientras el aire se tornaba más pesado. Mientras golpeaba fuertemente las paredes empezó a desvanecerse hasta que se asfixió por completo. Angélica sufrió un ataque de catalepsia y fue enterrada viva.


En la crónica “Los enterrados vivos” de Cesar Vallejo se presenta el tema de la catalepsia; esta enfermedad se caracteriza por un estado de inmovilidad y pérdida de los signos vitales, lo que hace aparentar la muerte del individuo. Dicha situación concluye en la inhumación de la persona estando aun con vida. Vallejo comenta las estadísticas del número de personas que han sido enterradas vivas, destacando que la ciencia no ha podido evitar los sepelios de los sujetos que padecen esta condición, para colmo los tabloides se basan en estas situaciones para publicar historias amarillistas y sensacionalistas y atraer a los consumidores, los cuales suelen creer ciegamente en todo lo que leen en los diarios. El tema está envuelto en misterio, historias, medias verdades, estudios científicos y una pizca de guarachería popular, y es que el cuento de ese amigo que tenía un amigo que lo enterraron vivo es muy común en los pueblos —el pobre “compae” con el pasar de unos años lo desenterraron y cuando abrieron el cajón estaba boca abajo— explica Juan Bimba a su comadre en la esquina. El tema es tan popular que lo han llevado a la pantalla grande, recuerdo la escena en donde Uma Thurman queda inconsciente por un escopetazo y es enterrada viva, despierta y comienza la odisea de salir a la superficie, todo trazado con las pinceladas del maestro Quentin Tarantino en la segunda entrega de Kill Bill.


Según algunos estudios hay un signo infalible para reconocer el fallecimiento de una persona: una mancha verde en el abdomen, pero tarda más de lo esperado en aparecer. En consecuencia los juicios deben ser emitidos antes de que esto ocurra, recayendo toda la responsabilidad en los médicos que como describe Cesar Vallejo: “Si ocurren casos de enterrados vivos, ello obedece siempre a la ineptitud o a la inmoralidad del médico que constata la defunción”. Cuento popular, tubazo periodístico o estado biológico, la catalepsia es algo que anda rondando por ahí y puede acabar con el único requisito para llevarnos la muerte: la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Universidad Central de Venezuela

Universidad Central de Venezuela.
http://www.ucv.ve/

Facultad de Humanidades y Educación de la UCV.

Biblioteca Central.

Revista Urbana. Catálogo de Revista Urbana del Instituto de Urbanismo.

Fundación UCV. La Universidad Productiva.

Escuela de Biología de la UCV.

Centro de Estudios de la Mujer.

Revista ENCRUCIJADAS. Diálogos y Perspectivas.

Revele. Catálogo de Publicaciones Científicas Digitales de la UCV.

Estudiantina Universitaria.

CENDES. Centro de Estudios del Desarrollo.

Periodismo de Paz. Conflictos, periodismo, nuevos medios y construcción de redes desde Venezuela.

Blogs

Otros blogs de interés