Teatro del absurdo. Por Carla Schiavelli M.


Al entrar en contacto con el teatro del absurdo, sus ideales, el por qué nace y cómo se manifiesta, encuentro difícil tratar de concebir la existencia de otro tipo de representación que critique o, más bien, nos grite en la cara la situación actual del mundo. El simple hecho de que el teatro del absurdo naciera en Europa y en América, sin ninguna conexión existente entre Sartre y Piñera, nos demuestra que ese malcontento del siglo XX es algo mundial y que no tiene fronteras. Además, tal vez hasta también nació en otros rincones del mundo y no estamos al tanto de su existencia; realmente no lo dudo en absoluto.


Cuando pienso en el teatro griego, personalmente lo veo como arte pura. La representación artística de la civilización griega y la civilización romana son, para mí, expresiones del más puro arte. Probablemente, de haber nacido en esa época, lo vería y lo entendería como para lo que fue hecho, para educar a los espectadores; la finalidad de la “Catarsis” era que el espectador aprendiera y creciera durante la representación, y saliera de ella como un hombre mejor después de haberse purgado. Pero si nos acercamos aún más y nos preguntamos ¿Sobre qué cosas aprendía el hombre? Entendemos sobre las relaciones de amor y odio y sobre las guerras entre Esparta y Atenas. Ambas representaciones, tanto de experiencias personales como de guerras, eran realidades lógicas para la época. Se les enseñaba a los espectadores a amar de tal o cual forma, así como las consecuencias de la envidia, los celos y el odio sobre los humanos. Así mismo, eran enseñados sobre la intervención de los dioses y sobre la necesidad de las guerras; eran temas, valga la redundancia, reales para la realidad en la que se vivía.


Habiendo entendido esto, nos podríamos preguntar por qué el teatro del absurdo surge en el siglo XX, cuando a la humanidad y a la historia le queda ya corto, creo yo, el título de “Contemporánea”. Surge en un siglo en el que hubo avances tecnológicos, científicos, médicos, y mejor paramos de contar. En un siglo en el que el hombre llegó hasta la luna y hasta se descubrió el ADN, en una era donde la globalización tiene tanta fuerza y que es casi increíble entender lo que es posible; pero la pregunta es: ¿Qué hacemos con todo eso si lo que sobra entre las razas es el odio, el resentimiento, la guerra, el hambre y la muerte? ¿De que nos sirve entonces tener las piedras de la luna y modificar genéticamente la vida? Es una contradicción absoluta. La humanidad construye y destruye al mismo tiempo, con unas manos llenas de futuro y con tanto que dar, pero a la vez con manos insensibles, frías y duras, que se llevan por delante todo lo que encuentran a su paso sin siquiera voltearse a ver los restos que dejaron atrás. Para ser más sencillos, y sin dar tantos rodeos, matemáticamente el resultado es un número negativo, aunque el adjetivo perfecto no sea “negativo”, sino “absurdo”.


Virgilio Piñera dejó establecido en su Electra Garrigó: “lo clásico, que se basa en el equilibrio, en la armonía de todos los elementos, y lo absurdo, que es lo contrario a la razón, lo desarmónico” (Esther Sánchez-Grey Alba). Como bien nos hizo entender que lo absurdo es el contrario de la razón, entonces cabría preguntarse: ¿Dónde esta la razón? ¿Dónde se escondió? ¿Cuándo decidió hacerlo? y ¿Qué la llevo a eso? Podríamos argumentar que la razón no está escondida, que la razón tiene dos caras, una que es capaz de crear energía nuclear y otra que es capaz de usarla atentando contra la vida humana: construyendo para destruir.


Entiendo ahora el teatro del absurdo y por las mismas razones se me hace imposible tratar de concebir la existencia de otro tipo de representación en nuestra época, porque el periodo del absurdo no empezó y termino. El periodo del absurdo, al pasar de los años, pareciera tan sólo estar comenzado. Y es que no hay explicación alguna para que por un lado exista el famoso G8, y por otro haya lugares en el mundo donde la mortalidad supere la natalidad y que esto sea producto del hambre (no olvidemos que hay otros lugares en el mundo donde la obesidad ha empezado a considerarse normal).


Virgilio Piñera pareciera entonces una de las pocas personas capaces de percibir lo que nos rodea desde hace tanto ya, y que nos carcome silenciosamente. Su obra: “El flaco y el gordo”, puede tener múltiples interpretaciones, pero al fin todas se unen entre sí, formando un nudo gigante. Por ejemplo, encontramos contraste entre muchas realidades, entre el poder y la sumisión que hay entre el gordo y el flaco, lo que también existe en la realidad, un monopolio del poder en el mundo. El contraste entre la riqueza y la pobreza de los personajes es tácito en el mundo, ya que las riquezas están terriblemente mal distribuidas: pocos tienen mucho y muchos tienen poco. Por otro lado encontramos también la crítica a la sucesión de gobiernos y gobernantes que de manera cíclica engañan y continúan engañando. El ejemplo de la historia de Piñera lo resume todo: la impotencia sentida por haber apoyado una causa, un movimiento, un ideal que se consideraba “distinto” y “no tiránico”, y que luego éste mismo haya sido capaz de censurar y no permitir la libre expresión, no es más que un gran absurdo.


Encuentro difícil entonces concebir la posible existencia de un teatro que sea capaz de tener una voz critica tan grande, tan fuerte y que abarque tantas cosas a la vez como lo hace el teatro del absurdo. Me pregunto, ¿qué serán los artistas capaces de inventar y crear para expresar una idea y un sentimiento tan extraño, una inconformidad tan grande? que como dije, no tiene fronteras y que desde el punto en el cual nos encontramos no se ve el horizonte donde debería terminar. Hasta ahora todo en la historia ha tenido un principio y un fin, pero el final de esta absurdidad será una transformación o una evolución y eso es lo que más asusta. El mismo Piñera pareció resumir perfectamente en una sola frase todas las ideas que tenía en mente diciendo: “Yo sólo sé que tengo miedo”.


Bibliografía:


- Piñera, Virgilio, Teatro completo. La Habana: Letras cubanas, 2002

Esther Sánchez-Grey Alba. “La obra de Virgilio Piñera, un hito en la dramaturgia cubana”. En línea. Disponible en: ahttp://www.circulodeculturapanamericano.org/estudios_sub_pgs/VIRGILIO_PINERA.htm

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Universidad Central de Venezuela

Universidad Central de Venezuela.
http://www.ucv.ve/

Facultad de Humanidades y Educación de la UCV.

Biblioteca Central.

Revista Urbana. Catálogo de Revista Urbana del Instituto de Urbanismo.

Fundación UCV. La Universidad Productiva.

Escuela de Biología de la UCV.

Centro de Estudios de la Mujer.

Revista ENCRUCIJADAS. Diálogos y Perspectivas.

Revele. Catálogo de Publicaciones Científicas Digitales de la UCV.

Estudiantina Universitaria.

CENDES. Centro de Estudios del Desarrollo.

Periodismo de Paz. Conflictos, periodismo, nuevos medios y construcción de redes desde Venezuela.

Blogs

Otros blogs de interés