Valores de un sistema humano. Por Jesús Morales Pineda.

¿Qué es realmente humano? Esta pregunta es tan fundamental para nosotros ahora que es imposible eludirla. Las nociones clásicas, populares, modernistas e incluso primitivas, parecen no dar abasto a un concepto de humanidad que realmente satisfaga a todos. Pero sin dar tantas vueltas, lo único que se puede asegurar es que humanidad somos nosotros. Los seres humanos compartimos algo que, a pesar de cualquier diferencia, nos vincula y nos conduce como mínimo, a una tenue mutua identificación. Hallar ese algo compartido será una de muchas tareas indispensables para nuestra evolución a partir de nuestros hechos históricos, sociales y antropológicos actuales.

A propósito de evitar una contradicción con la biología, asumamos en este articulo que humano no es un carácter biológico (no basta con tener 46 cromosomas correctamente dispuestos para ser humano), también se valida el término de inhumano. Asumamos que la humanidad radica en algo que no es ni ingénito ni previamente definido, que para nadie es automático sino autogénico, pero que al mismo tiempo se origina en aquello que hemos hecho colectivamente de nuestra civilización.

Si radica en nuestro común accionar, el cual es muy amplio, entonces repito, ¿Qué es humano?

Nuestro común accionar, como dije, es muy amplio. A nivel mundial compartimos cosas como el arte, la ciencia, la lingüística, la familia, nuestra capacidad ética (atrofiada en algunos), esperanza, el ideal de futuro, amor, una capacidad intrínseca de empatía, simpatía y mutua identificación; además de un anhelo de algo que nos es desconocido, como si fuese un instinto de lo supremo. Por desgracia, compartimos también la falibilidad, debilidades, perversiones, crueldad, crimen y una extraña capacidad de ir en contra de nuestra propia naturaleza. No es que yo equipare las primeras con las últimas, tan sólo quiero mostrar que compartimos tanto virtudes como defectos. ¿Somos ambos o somos uno o la otra? Si somos nuestras virtudes, entonces, ¿De dónde vienen nuestros defectos? Si somos nuestros defectos, ¿Cómo es que seguimos aquí? Si somos ambos, entonces, ¿Por qué la lucha entre ambas naturalezas? ¿Somos esa dicotomía? Igualmente, al ser todos “La Humanidad” significa que siempre lo hemos sido, que no es un valor que hayamos adquirido en alguna época y que la tecnología, si bien puede ser un anexo a nuestra humanidad, no es parte definitoria de ella.

Mientras analizamos qué es la humanidad y el carácter humano, asumamos tres principios ya definidos: Que la humanidad somos todos, que siempre lo hemos sido y que es un carácter compartido de alguna forma relacionado con nuestro accionar y pensar colectivo. Ante esto la humanidad como sistema está intrínsecamente unida, lo cual nos hace más que un grupo o categoría, nos vuelve una unidad. Pero esa unidad esta fallando -más allá de la presencia de defectos-. Nuestras acciones están interactuando de tal forma que se pueden desencadenar contra nosotros, y es lo que me lleva a describir los siguientes hechos sociales, históricos y antropológicos; Uno que ya mencioné antes es la guerra, un hecho que a pesar de haber visto sus consecuencias y horrores se sigue repitiendo; Otro es la fronterialidad, a muchos nos es más pertinente lo que nos separa que lo que nos une y creemos que la noción de nación local esta contrapuesta a la de nación humana. Tenemos una crisis económica mundial que se extiende más allá de las noticias y es más antigua -los países pobres son prueba de ello-, los recientes acontecimientos son simplemente la misma crisis alcanzando a los países desarrollados y los mercados financieros.

A pesar de nuestra tecnología nos siguen agobiando las epidemias.

No existe una igualdad real entre los géneros. El ciudadano común deposita todo su poder y responsabilidad en la administración de la sociedad sin asumir nada de la carga y estamos destruyendo el único hábitat del que disponemos. Estos hechos, entre otros, son los que me llevaron a escribir estos artículos. Pero los menciono en este en particular por dos razones: Si la humanidad es un producto de nuestra identificación y actuación, entonces como sistema nos estamos convirtiendo en estos hechos que nos están dominando; finalmente, ¿Cómo podemos dejar que la humanidad se convierta en ello?

Esto me lleva a pensar en el caso contrario, en el que siendo poseedores de virtudes y defectos, y el carácter definitorio de poder decidir convertimos en nuestras virtudes, en aquello más eidético y más evolucionado que nuestra condición actual. Ante semejante decisión, los caracteres vicerarles, emocionales e intelectuales del consciente e inconsciente colectivo se debaten. Es extraño, pero me parece que estamos en un punto tan crucial que la misma historia pierde su postfactidad y tanto hecho como reflexión ocurren al mismo tiempo. Es importante ahora no solo saber qué es humano, sino saber también qué haremos como humanidad. La esencia no está en la carga de responsabilidad que podamos tener para el futuro, sino en nuestra autoidentificación, en saber que lo que somos es tanto producto de lo interno y originario como de las acciones que realizamos; es un sistema colectivo. Esto debe llevarnos a pensar que somos víctimas de la carga dejada por el pasado, o somos quienes se levantaran por encima de sus defectos haciendo de nuestra naturaleza lo mejor que podamos hacer de ella alcanzando el éidos hasta tal entonces utópico. Si la humanidad somos nosotros, entonces, ¿Quiénes somos?