Historia de un pelotero


Por Kevin Uribe


Imagine por un momento que usted es un prospecto grandeliga que promete ser la sensación de la temporada y con muchas posibilidades de ser el jugador más valioso de la liga, guante de oro y triple corona de bateo.


El manager del equipo en el cual ha soñado jugar toda su vida le ofrece la oportunidad de probar en el equipo desde el inicio de la temporada, usted emocionado acepta y es colocado en el roster; quiere dar lo mejor de sí para demostrar al manager y al equipo que está agradecido por la oportunidad y no se deben arrepentir por su elección. Como es de esperarse no defrauda las expectativas de la fanaticada y del equipo: defensa impecable y un promedio de bateo de los más altos en la liga durante la primera semana de la temporada, le espera grandeza.


Para el octavo juego de la temporada usted decide como siempre llegar justo a la hora establecida al campo para realizar el calentamiento previo al partido, saluda a sus compañeros de equipo y seguidamente al manager quien lo recibe de una forma alegre, está contento de tenerlo en su equipo. Aquella de tarde es la mejor de su vida tanto en la ofensiva como a la defensiva: batea la escalera (sencillo, doble, triple y home run), robo de base, doble play y hasta un triple play; una victoria del equipo gracias a su actuación, el campeonato parece posible, usted es una pieza inamovible.


Pero la mañana siguiente el manager lo llama para decirle que será mejor que se retire puesto que estuvo pensándolo y está seguro que las cosas no funcionarán estando usted en el equipo, es mejor que intente otras posibilidades, será bienvenido al equipo pero sólo como un espectador más. Se siente timado, víctima de un cruel juego de placer de una mente sádica que le hizo creer que su sueño había alcanzado; después de todo su sueño era jugar para ese equipo. Lo peor es que nunca le dieron razón del por qué de tan descabellada decisión y tiene que conformarse con un “no eres tú es el equipo, es lo mejor para ti”


Después de reventarse la cabeza tratando de encontrar la razón de su despido decide esperar a que su situación sea reconsiderada y le otorguen la retribución justa por todo lo que ha demostrado, algo que no parece posible. Finalmente se dice a usted mismo que no vale la pena ponerse en dicha situación y decide totalmente seguro de sus habilidades probar para otros equipos seguro que será tomado en cuenta y valorado de verdad, aunque podría quedarle la tristeza de que su equipo favorito resultó una gran decepción.


Si reflexiona un poco y realiza una comparación de esta historia con su vida podría encontrar que de alguna forma usted ha sido alguna vez ese pelotero timado por el equipo (en este caso sería una empresa, pareja, etc.), y en algunos casos puede que luego de haber prosperado en su vida quien una vez lo despreció le diga que está arrepentid@ de lo que hizo cuando ya es tarde para rectificaciones.


Pero, ¿acaso fue usted el timador? Si es así piense muy bien lo que hizo y sea consciente de las consecuencias de sus actos, podría perder para siempre una pieza importante para las aspiraciones de su vida y con él la fortuna y el bienestar.


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