Por Aquiles Salcedo
No cabe duda que las personas que intentan emigrar de su país natal a otro, lo hacen mayormente por motivos económicos, de salud, por tener familiares en el exterior y muy pocos lo hacen simplemente porque quieren. Este artículo esta dedicado a analizar esas posibles razones que llevan a esas personas a dejar su país.
El caso mas cercano que tenemos en latino America es Cuba; miles, miles y miles de cubanos salen despavoridos a otro país, otra isla… siempre y cuando sea fuera de lo que es llamado por Fidel Castro “El Mar de
De Cuba me traslado al continente africano (el mas pobre del mundo) millones de africanos huyen, a la primera oportunidad que se les presenta, hacia España e Italia, siendo esto ocasionado a que son los dos países que mas cerca le quedan.
Esos millones de personas de todas partes del mundo donde impera el hambre y la violencia cruzan las fronteras hacia un destino mejor, a un futuro prospero, violando la ley, pero con un solo propósito, el vivir libres de una opresión que solo ellos comprenden, por parte de gobiernos que todavía no entienden que las políticas (tipo URSS) que quieren implementar han fracasado.
Hay gobiernos que para apaciguar la inmigración proponen a los países del primer mundo una política de ayuda económica a los países del tercer mundo, lo cual puede parecer una buena idea, ¡pero no lo es! Esto en vez solucionar el problema, lo agrava, debido a que estos gobiernos “democráticos” se roban el dinero, aumentando la corrupción y peor aun, sin que haya beneficio para los refugiados; creando una dependencia contraproducente en los países afectados.
Es mi opinión, no que esta sea la idea más apropiada, que los países desarrollados deberían fomentar políticas que promuevan la comercialización de productos originales de los países del tercer mundo; al mismo tiempo que le proporcionasen apoyo integral en lo que carecen (lo económico, político y humanitario), evitando las restricciones de inmigración cuando se dirijan a otros países. Lamentablemente en America latina no existe esa Utopía llamada democracia, problema que recobra mayor fuerza en África.
Esta reflexión que hago, puede que suene dramática, pero es algo que llevo tiempo pensando, con la única ilusión de que estos problemas que aquejan hoy a nuestras sociedades cesen, y todos podamos vivir como queremos: en libertad; pero quizás esto también sea una utopia.
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