Por Javier Medina
Uno de estos días llegó a mis manos un pequeño panfleto titulado: Diez razones para votar sí por Chávez. Ya en otra oportunidad me lo habían dado, pero nunca me había interesado en leerlo. Esta vez, antes de arrugarlo y botarlo en la papelera decidí echarle un vistazo. La razón número uno me sorprendió de tal manera que tuve que pararme en medio de la calle por donde iba caminando para leerlo con más detenimiento. Rezaba de la siguiente forma la primera razón: “Porque Chávez nos ama y amor con amor se paga”. Yo no se si sea cierto esto de que Chávez nos ama, quizás sí, quizás no, eso sólo lo sabe él mismo. Es posible que sí, que el presidente nos ame, juzguémoslo así, ya que cualquiera es inocente antes de que se demuestre lo contrario, y además sería ponernos a desojar la margarita del me quiere, no me quiere tratar de descubrir los sentimientos más profundos del primer mandatario. Lo que queremos hacer es sólo analizar la razón como lo que es, o por lo menos pretender ser, una razón, un argumento. Partimos de la premisa de que en realidad Chávez nos ama, imaginémoslo por lo menos por algunos instantes, sé que para algunos puede resultar difícil, pero vamos, hagamos el esfuerzo. Ahora que ya lo imaginamos, o lo creemos, no importa; comparemos el amor de Chávez con el amor de una madre, una de las formas de amor más fuertes que pueda existir. Bien, ahora supongamos que la madre tiene un hijo en edad de casarse. Imaginemos que esta madre le dice a su hijo que él debe permanecer con ella y no irse de la casa porque ella lo ama y amor con amor se paga. El hijo estaría frente a la decisión de quedarse con su madre que ama, o hacer su propia vida con otra mujer a la cual también ama. Encontrar una actitud tal en una madre, sería una clara demostración de egoísmo, ya que el hijo tiene derecho a formar su propio hogar, a hacer su propia vida, a tomar otro rumbo. El acceder a la petición de la madre representaría para el hijo caer en una gran manipulación, porque el amor no se paga, es gratis. Si yo tengo que hacer algo para pagar el amor que alguien me da, puedo concluir que no es amor lo que esa persona siente por mí, diría que es mero interés. El amor no es objetivo, no es racional, no es equilibrado, simplemente se ama porque sí y ya, y las decisiones en el campo de la política necesitan precisamente de lo racional, lo objetivo y equilibrado para poder tener éxito. De esta forma, la esfera de los sentimientos debería estar completamente excluida de la argumentación política. Sin embargo, nunca sucede así, los discursos de nuestros líderes apelan más a los sentimientos que a la razón, total a quien se le ocurra hacerlo de otra manera fracasará, triste pero cierto.
Me gustaría disertar más detenidamente en cada uno de los diez argumentos que traía el panfleto, pero ustedes comprenderán que nosotros no le pagamos con amor a los de la reproducción del periódico, y además las otras razones van más o menos por el mismo corte que la primera.
La segunda razón: “Porque Chávez nos ama y por eso es incapaz de hacernos mal… él ha demostrado desprendimiento total cuando del bien del pueblo se trata”. No entendí muy bien ese punto, creo que quiere decir que Chávez no nos hace mal, pero que tampoco nos hace bien, ya que está totalmente desprendido del bien del pueblo. Esto ya esta comenzando a ponerse gracioso.
La tercera: “El pueblo con Chávez adquiere el verdadero poder, que es fundirse con el gobernante…” Esta sí que es verdad, porque ya hay muchos que están bien fundidos, incluyendo el que redactó el panfleto. La cuarta: “Porque Chávez somos todos y nos expresamos con él y en él. Votar por Chávez es votar por nosotros. Votar por los oligarcas es votar por nuestros verdugos”. A ver, si seguimos la lógica de que Chávez es igual a todos, ¿ahí dice todos no? Todos es todos, entonces sería así: Chávez es igual a oligarca y ahí dice que oligarca es igual a verdugo, por lo tanto Chávez es igual a verdugo. Como que quien escribió el panfleto no le está pagando a Chávez con amor, porque hasta de verdugo lo trata. Menos mal que en la razón número cinco dice: “Porque juntos nos equivocamos y juntos acertamos.” Claro, al fin y al cabo es mejor equivocarse acompañado que equivocarse solo. Además, si Chávez se equivoca no es Chávez quien se equivocó, fuimos nosotros, porque votar por Chávez es votar por nosotros mismos.
La razón seis: “Porque al aprobar la enmienda estamos fortaleciendo a Chávez y fortaleciéndonos nosotros, para que juntos podamos depurar, rectificar, avanzar, todo dentro de la revolución”. Así estará de sucia la revolución que se necesita de una fortaleza extrema para poder depurarla. Bueno, por lo menos son sinceros.
La séptima: “Porque sin Chávez se perderá la oportunidad de demostrar al continente, a la humanidad, que el camino al infierno que nos propone el capitalismo se puede evitar, que hay esperanzas, que un mundo viable y feliz es posible, que la humanidad tiene futuro” La cuestión ahora abarca más, ya no es sólo Venezuela, es un asunto de la salvación de la humanidad. Ahora podemos entender porque Chávez nacionaliza a tantos extranjeros, su único interés es salvarlos del infierno. Sin duda son propósitos muy loables, parece que para muchos ya Chávez y Jesucristo están al mismo nivel.
De verdad que en este punto estoy demasiado conmovido como para seguir escribiendo de las tres que siguen, pero ustedes pueden conseguir el panfleto por ahí y terminarlo de leer. Ahora me gustaría finalizar con un par de citas del Quijote que vienen muy al caso en este asunto de las diez razones: “La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece que con razón me quejo…” Y es que tenemos razón para quejarnos de estas diez razones, porque con razones como estas quedaremos como el mismo Quijote: “Con estas y semejantes razones perdía el pobre caballero el juicio, y desvelábase por entenderlas, y desentrañarles el sentido, que no se lo sacara, ni las entendiera el mismo Aristóteles, si resucitara para sólo ello”.
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