Por Ramón Morales Castel
SelmaSongs fue el primer álbum de Björk que escuché por completo la primera vez. Ya había visto el filme Dancer in the dark (por el cual Björk ganó el premio a Mejor Actriz del año 2000 en el Festival de Cannes), pero lo compré tan apurado que no sabía que se trataba de la banda sonora de la película. O una versión pulida de las canciones del filme. El diseño del estuche está sobre un fondo negro, con imágenes apenas reconocibles de lo que parece ser láminas de aluminio troqueladas. En la portada (diseño de Me Company), la imagen de Selma con un efecto alucinante de cristales fragmentados.
El álbum inicia con una Overture. Compases lentos y en piano de cuerdas sobre los que brilla brumosamente la propuesta melódica tocada por los cornos. Esta pieza (dirigida por Vincent Mendoza) es sosegada y limpia en la ejecución de los viento metales para transmitir ese pathos de la cordialidad y de la inocencia que define a Selma en el filme. Yo lo percibo como luces distantes y multiformes que era lo único que Selma podía ver durante la etapa terminal de su enfermedad, y al mismo tiempo es la misma luz que ella era. Una niña en cuerpo de mujer, vejada por la tragedia y destruida por el destino. Estas tonalidades ya están consagradas para transmitir esperanza. El álbum inicia con esta cualidad, en esta canción sin líricas, y termina con la misma cualidad articulada ya en la voz de Björk, cuando se retoma esta melodía y llave tonal en New World.
Cvalda era su mejor amiga. Ambas trabajaban en una fábrica. A finales del primer minuto, la naturaleza juguetona y distraída de Selma transforma los monótonos, repetitivos y aburridos golpes de la maquinaria de trabajo en un ritmo que tiene sentido sólo para ella. He aquí ese autismo del ensimismamiento que define a Selma (y a veces a la misma Björk). Esta canción tiene forma de musical, aunque la vocalización casi onomatopéyica por parte de Björk la emparentan con formas del pop y del tecno. Incluso hay sonidos electrónicos superpuestos con la orquesta y los Clatter, crash, clack! de la maquinaria. El arreglo de la orquesta es florido y vivaz. Con el crescendo de los viento metales desde 1:44 se eleva la energía contenida de la canción hasta que en 1:58 la voz de Björk muestra su verdadera potencia habitual, con ese tono de gozo en los minúsculos temblores de las cuerdas vocales. Pero esta está controlada hasta el más mínimo decibel. Con esas notas de origen híbrido luego de esos segundos, puedo pensar con toda seguridad que, en esta canción, el tecno (el dream tecno, como yo lo llamo) se ha vuelto canción de musical. Unos golpeteos de tap en dúo con unos chimes de cuentos de hadas y entonces en 2:59 entra la actriz Catherine Deneuve, con su voz madura y maternal, a la vez que seductora. Incluso con su control vacilante de la respiración en “star” antes de “Cvalda´s here”. Es obvio que manifiesta el arquetipo de la madre para Selma. En 3:34 se repite el chorus onomatopéyico, esta vez con todos los obreros de la fábrica. El efecto es avasallante. Es como una inyección de energía. Te dan ganas de moverte en esos segundos. No puede terminar la canción sin que Björk nos regale más de sus bien escuchados alaridos modulados, con su característico vibrato.
I´ve seen it all me dejó sin aliento cuando vi el filme en el cine. Nunca había visto un uso tan acucioso de tantos elementos expresivos (la narrativa de las escenas, la coreografía, la orquestación, incluso hasta los brincos de la cámara en tomas oblicuas) al unísono para producir un efecto en el espectador. Sosiego en la reflexión pero también tristeza y añoranza. De manera tal que hubiera sido imperdonable para mí haber escuchado esta canción y no haber visto nunca el segmento que le corresponde en el filme. No puedo dejar de escucharla sin imaginar ese aire húmedo, esa pátina de las imágenes como de película vieja. El paso del tren sobre los rieles ya produce de por si un ritmo desde el principio. Un ritmo natural. Se recuerda al hombre preso en su propio mundo industrial, frío y desesperanzado. En 0:21: la voz es suave, retraída. La melancolía la somete. Thom Yorke hace dúo con Björk. Ambos establecen un diálogo tierno –de buen gusto–, que en el álbum no coincide con la letra cantada en el filme. Esos pocos compases entre las estrofas están llenos de pequeños sonidos (de la orquesta, de los platillos) y vibraciones tan delicadas. Establecen el fondo sonoro. Los cornos vuelven aquí para recordarnos que en esta canción yace parte del tema principal de Selma y de la trama de la historia. El timbre de Thom Yorke no es muy estético que digamos. No tiene que serlo. Se ha apostado porque la belleza de la voz descanse sobre lo femenino. Se comprende, porque la historia es femenina desde principio a fin. Así como Cvalda es el arquetipo de la madre, aquí Thom es el arquetipo del padre con el disfraz del amante que no llegó a completar su amor (Selma es el alma-niña, y como tal tiende a ver en el padre-protector al amante futuro). El timbre diáfano e infantil de la voz de Björk pudiera engañarnos y hacernos creer que no es posible estallar con semejante energía. Entre 2:03 y 2:16 queda demostrado una vez más su dominio del aparato fonador: esas sílabas brillan con una nitidez absoluta. Fuerza, potencia, volumen, textura, afinación, todo en armonía, con un desvanecimiento al final bien artístico. Los cornos asienten una vez más. Un poco de gibberish sobre la voz de Thom desde 3:05 hasta 3:20, terminándolo con una nota larga que simula el silbato de un tren. Se repite la primera estrofa. Luego la voz masculina concluye el contenido de la canción con notas de fondo por parte de Björk.
Scartterheart. La aguja de un disco LP repite inexorablemente el último surco. Unas notas metálicas de cajita de música. Es inefable cómo se logra esta belleza sublime en sonidos tan simples durante 20 segundos. Este disco está lleno de las resonancias suaves y pausadas del alma de Selma. Cantada la primera estrofa, en 1:02, el ritmo se tecnifica, se electrifica ligeramente. La segunda estrofa es más misteriosa que la primera. Claro, hay culpa y consciencia del crimen en la voz. Pero eso no lo saben los que no han visto el filme. Procesos psicológicos de sobrevivencia. Por eso esta canción comienza con sonidos tan suaves y sublimes, como en una canción de cuna. La voz de Björk es doble en “You`re gonna have to find out for yourself” porque dos Selmas cantan esta canción. Su alma está llena de ecos dobles (en 3:33 a 3:37). Es la dicotomía de todo ser débil en apariencia. Esta canción también podría definirse como un soliloquio. De ahí que predominen esos golpeteos rápidos percutidos en el fondo, y sobre ellos réplicas de la misma voz. También la angustia, que se refleja en la última estrofa. Esta es una canción cargada de alma. La orquesta cierra.
In the musicals. El alma a veces no tiene sentido. No tiene sentido el aura de la secuencia de las escenas de la vida del alma. En un momento hay angustia y pena y al otro momento quiere saltar, brincar, cantar. El álbum pasa de un estado de ánimo a otro casi sin concierto, se podría decir. No obstante, si hay concierto en los contenidos aislados de cada canción. En esta lo que importa es vivir la ilusión, la fantasía de actuar, bailar y cantar en un musical. El alma de Selma está empeñada en eso. Ya no importa si se presume una disociación de la personalidad, o una neurosis o una esquizofrenia. Ya no importa si haces tap sobre la mesa del juez, mientras te acusan de asesinato y él te acompaña dando palmadas. Durante mucho tiempo me pregunté a qué correspondían esas notas agudas que dialogan con los golpeteos de las baquetas. Estoy seguro, aunque no lo he comprobado, de que se trata del chillido que producen las suelas de los zapatos, limpias, sobre un suelo lustroso. El suelo de la sala del tribunal debe ser de parquet pulido. Incluso parece haber el rebote de una pelota más o menos dura (0:28-29). Un xilófono era lo que faltaba para darle al filme ese aura de película de los 70s. En 1:25 Björk juega con su voz y produce uno de esos sonidos cándidos, como de niña jugando. Ya me la imagino sonriendo. Entre 1:26 y 1:40 la orquesta se luce por completo. Luego entramos en el terreno del gozo. Las líneas de Björk llegan al epítome del gozo en la fantasía. Se repiten los versos anteriores. En 2:57 (hasta 3:25) inicia un solo de percusión. Con palmadas y chasquidos de dedos. Si. Un musical transmoderno.
107 steps. Dicen que, desde la celda de los acusados hasta el patíbulo donde van a ser ahorcados bajo pena de muerte, hay sólo 107 pasos. Esta canción no está en el filme. Es el momento de mayor angustia de Selma y ella no logra sobreponerse a la realidad. No le queda más que aceptarla. Por eso los primeros segundos son oscuros y tensamente dramáticos. Esta canción consta sólo de la voz de la actriz de reparto haciendo el conteo y la voz de Björk haciendo el mismo conteo, saltándose algunos números. Nunca había imaginado que se podía cantar una canción tan preciosa sólo con números. En 0:43 entre el traqueteo de maquinarias y trenes (obviamente todavía resuenan en la cabeza de Selma). Sin embargo, el tono de la canción cambia a partir de aquí. Ya para 1:05, la canción se ha separado completamente de la historia. Ya no es Selma, ahora es sólo Björk la que canta. Desde hace varios segundo atrás el ritmo se ha acelerado, los sonidos “naturales”, es decir los que no son producidos por instrumentos musicales, se incrementan. En 1:42 Björk finaliza el conteo. Hay un frenesí de todos los instrumentos y sonidos. Ya no hay sosiego. Hay prisa inexorable. La capucha. La cuerda. Los últimos segundos. La puertezuela se retira y el cuerpo cae ahorcado por su propio peso. Un violín finaliza la pieza con pequeñas notas de “adiós”.
New world. El mismo tema de la obertura. La misma melodía. Ahora con letra y voz de Björk. Este tema está fuera del aura del filme. Es otra cosa. Es sólo Björk. Suena más a alguna canción del álbum Homogenic. Aquí puedo decir que me entusiasma más escuchar esta canción por la orquestación y la percusión que por otra cosa. No es que se escuche mal. Es sólo que ese matrimonio que se experimentó durante todo el álbum, ese matrimonio de los instrumentos musicales y de los instrumentos, cualquier otro que sea, se unen para producir música.
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