Por Reinaldo Grimán
Padre nuestro que estas en los cielos, ¿por qué has abandonado a esta gente en el infierno de su estupidez? No está mal tener creencias o fe en algún tipo de deidad o cualquier otra cosa de índole espiritual, pero las personas una vez más han demostrado su incapacidad de razonar coherentemente al caer víctimas del fanatismo religioso. La religión no es más que una herramienta inventada por el hombre para mantener un control sobre las masas y las iglesias son sólo las casas de los pecados disfrazados de santos. Estos dos elementos se unen para formar un gran cúmulo de majadería colectiva dirigida por un hombre, autoproclamado enviado de Dios en la tierra, santo, pastor, cura o cualquier otro título que se le ocurra , el cual inventa o predica una gran masa de mentiras y doctrinas confusas y o erradas. Estas patrañas son a su vez escuchadas por grupos de personas, que al no poseer un verdadero interés por la búsqueda de lo espiritual y tener un déficit de neuronas útiles para crear procesos mentales llamados ideas propias, se ven obligadas a creerlas y vivirlas, dejando a un lado las cosas importantes de su vida. Las personas que caen dentro de este saco son seres sin capacidad para enfrentar la vida y mucho menos la realidad. Son aquellos que dejan de cubrir necesidades y hacer cosas útiles con sus vidas por ir a un culto, a una misa o ayudar al líder, quien convenientemente posee un sueldo bastante significativo y todas las comodidades de la actualidad. Por el contrario estos infelices generalmente no los poseen y viven entre mentiras y falsas esperanzas, haciendo responsable de todos los males, errores y desastres que crea el hombre a Dios. Buscan la salvación en actos banales e interesados sin aplicar lo que predican en sus propias vidas, son seres que sólo sirven para repetir como loros y mantener los activos de las iglesias. Son incluso capaces de dar su propia vida por creencias que ni siquiera son suyas, y peor aún por creencias que no son ni de los mismos líderes de las iglesias. Estos individuos no ven más allá de lo que se les muestra y lo que se les muestra por supuesto es aquel conjunto de patrañas que esta perfectamente diseñado para envolver y atrapar sus débiles mentes, enseñándoles qué deben sentir, lo que deben pensar y lo que deben creer. Es patético ver como grandes masas de personas le rinden culto a otra, porque para más miseria del ser humano ya no es a un dios a quien se le rinde la pleitesía sino a su “enviado” que no es más que un capitalista con hábito. La religión no conduce a ningún camino más que al fanatismo, y el fanatismo a su vez a la miseria personal, por lo que el fanático religioso junto con la religión es otro de los escoyos que azotan a la humanidad, plagando con sus ideologías y comportamientos desquiciados y extremistas a las sociedades que ya de por sí están corruptas y llenas de escoria, ¿pero al final quienes son los verdaderos culpables de todos estos males? La respuesta es simple, una vez más es el hombre, que se ha dedicado ha destruir y pervertir los conceptos naturales y espirituales de la vida, convirtiendo todo a su paso en elementos de su propia destrucción.
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