Por Jesús Morales Pineda
Este articulo es el primero de una serie indefinida, referidos al las funciones sistémicas de la humanidad como civilización. Esta centrado en algo que, a pesar de siempre haber entendido, últimamente he llegado a comprender; dados ciertos eventos que han estado en las noticias recientemente. Es aquel de que los seres humanos o cuando menos la mayor parte de nuestra civilización trata de erigir y mantener sus sistemas y sus patrones funcionales por medio de la fuerza, lo cual es inusual ya que el resto del universo se fundamenta en la consistencia interna. Ahora, ¿Por qué es todo esto importante y relevante para los humanos como civilización? Pues esta manera en que funcionamos influencia algo que mientras mas pasa el tiempo se hace más imperativo, la autarquía.
La autarquía representa un punto clave en todos los ideales que a lo largo de la historia y en la actualidad tenemos para el futuro: ecología, derechos civiles, equilibrio económico, salud universal, paz mundial, infraestructura y tecnología; todos requieren de equilibrio en la relación directa que nos une a todos y en la retroalimentación de cada uno de nosotros para con un sistema “global”. Pero ese futuro no tiene ninguna intención de llegar pronto, nuestros esfuerzos de alcanzarlo están seriamente impedidos por el problema inicialmente expuesto. Nunca lograremos este valor clave si la mayor parte de nuestros esfuerzos se basan en mantener el “sistema” en vez de hacerlo autosustentable, es decir, autárquico.
Uno de los eventos recientes que ejemplifica esta tesis es la llamada crisis económica mundial. Esta noticia que pasan por televisión diariamente muestra un modelo el cual por años ha crecido de tal forma que escapa por completo de las manos de quienes se conceden el atributo de manejarlo; ni siquiera el mal llamado hombre más poderoso del mundo libre, presidente de Los Estados Unidos, Barak Obama puede manejarlo, por muy bien intencionado que se muestra, sus esfuerzos se quedan cortos. Así, la economía escapa de nuestras manos y por carecer de consistencia interna simplemente se desploma, junto con ella caen todos aquellos que tienen una relación de dependencia. Así, tantos esfuerzos se ven inútiles, esto ultimo es el punto central de este articulo, la fuerza no basta para mantener un sistema que carece de una armonía propia y así como un monolito, eventualmente llega el momento en que perece, sin importar cuan fuerte haya sido en su prima o lo que se haga para preservarle. Y tal preservación es en si misma errada, primero consume esfuerzos que no derivan en nada, segundo, preservar una función le impide a esta ultima que mute y se adapte al innegable y constante cambio; de crecer lo suficiente se vuelve en un obstáculo para que el resto de los elementos sistemáticos evolucionen; de nuevo el ejemplo de la economía y todo lo que hacemos para mantenerla siendo un obstáculo para el avance de la paz y la seguridad universal. Seria ridículo dejar a la economía caer y desplomarse, a este punto de la historia eso seria catastrófico, pero si seria sugerible aprovechar la caída para reformarla y reordenarla dentro de parámetros autárquicos.
El problema es como una calle dañada, con huecos y mala distribución de aguas. Por mucho que se realicen bacheados y se reparen las fallas siempre se vuelve a dañar, el problema es que cada vez que se repara se recicla una parte de la falla y tal falla solo se puede reparar rehaciendo la calle, porque la falla es de origen, es intrínseca a la calle misma y la calle carece de medios para autorepararse. Tan simple como eso, y ciertamente mejor que esperar el inminente colapso de la calle, dejándola intransitable.
Otro sistema que ejemplifica esto es la ecología, el concepto en si mismo implica un equilibrio, no obstante, ese equilibrio propuesto por tal ecología se encuentra obstaculizado por una paradoja extraordinaria. La ecología es el equilibrio con nuestro medio ambiente creando una habitabilidad de este último a cambio de una retroalimentación positiva de nuestra parte. Pero es nuestra propia habitabilidad la que daña el ambiente, habitabilidad de la cual nos hemos vuelto expertos en mantener, nuevamente, por medio de nuestros esfuerzos y que deriva en hacer al medio ambiente cada vez más inhabitable, de tal forma, nuestra habitabilidad es otro monolito decadente. Tenemos los medios para preservar nuestra habitabilidad por un tiempo, a través de esfuerzos que, como en la economía, cada vez se irán quedando cortos, hasta que un día, el hábitat humano, por un proceso de reciclaje sistemático, se saldrá de control y colapsara. Esto, por muy dramático que parezca, es tan probable como que al escoger al azar un chivo de un grupo de chivos negros el chivo escogido sea negro.
Imagínense que de repente fuesen confiscados todos los carros, que todas las industrias debiesen cerrar por emanar contaminantes y que el sistema de alcantarillado y aseo urbano fuese totalmente destruido. Eso ciertamente seria desastroso. La idea no es cerrar el sistema, sino que este sufra una transformación interna, que nuestros esfuerzos en vez de intentar preservar lo que tenemos de una inminente caída que a la final ocurriría y que nos arrastraría de la misma forma; la idea debe consistir en que la interacción entre el sistema y sus funciones, las funciones entre si mismas y el sistema para con nosotros sus agentes desarrolle una armonía que le permitan autogenerarse automantenerse y autorepararse.
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